Vivimos tiempos de autocensura provocada por la tiranía del ‘like’, esa obsesión por decir o escribir cosas que agraden y generen votos positivos o, como mínimo, que no generen votos negativos. Yo mismo reconozco ser una víctima y, aunque en mi caso concreto no me da vergüenza reconocer y defender abiertamente películas que me han gustado aunque la opinión general sea que se trata de truños, sí soy consciente de una tendencia a evitar el conflicto y a subir algún punto alguna película que no me ha convencido, eliminar algún comentario polémico o, directamente, no hacer una crítica que choque con la opinión de la mayoría.

Pero todo el mundo tiene derecho a cometer una locura y en mi caso va a ser aquí y ahora: “Roma” me ha parecido un coñazo. Más aún, un puto coñazo. Lo contrario al entretenimiento. Aclaro que no digo que sea una mala película, es más, la crítica profesional la ha aclamado unánimemente y por una vez estoy de acuerdo con ella: pocas bromas, probablemente sea una maravilla de película y un referente en las escuelas de cine. Pero es un coñazo, un puto coñazo. Fundamentalmente porque entiendo que la película es una herramienta para un fin, contar una historia de manera clara y amena y esta obra de Cuarón concibe la película como un fin en sí mismo. No quiere contar una historia, cuenta una historia como coartada para mostrarnos su virtuosismo en cada escena. E insisto, hay planos muy trabajados, todos originales, extremadamente ingeniosos, muy bien rodados que, aisladamente, le dan al Cine – con mayúsculas - momentos maravillosos para el recuerdo… pero todo a mayor gloria del director, no de una historia que guste al espectador. Esta película es como cuando te toca un viaje con alguien que no para de hablar de sí mismo para echarse flores y no tienes escapatoria para evitar tragarte el peñazo. Pagas la entrada como cuando vas al museo a admirar la obra de alguien, no para pasar un rato agradable.

Dicho todo esto, recomiendo verla al menos una vez. Por un lado, tiene cosas realmente dignas de ver. No en cuanto al fondo, ya que la historia se resume en miseria por aquí y miseria por allá, una miseria física y moral y afecta por igual a ricos y pobres, una miseria relativista donde todo el mundo puede dar en cualquier momento lo mejor y lo peor de uno mismo, pero sí en la forma. Por otro lado, ayuda a poner en valor películas comerciales - tipo “Transformers” o “Star Wars”- , mucho más superficiales y disfrutables.