Enmarcada en un presunto final de nuestro mundo, “Buscando un amigo para el fin del mundo” propone una mezcolanza de géneros abordados con desigual fortuna. La primera parte adopta el formato de una comedia gamberra de Jude Apatow, en la que no se tiene del todo claro si el apocalipsis va en serio o es sólo una excusa para hacer chistes de humor cruel sobre la extinción. Aparte de presentar a los personajes, ni la película tiene mucha gracia con repetitivos chistes sobre el desgraciado de Steve Carrell ni tiene demasiado recorrido.

Pasada la primera media hora, el personaje de Carrell conoce al de Keira Knightley, la película evoluciona a una buddy/road movie y, aunque se vuelve más aburrida, nos ahorramos los chistes fáciles para ir a un humor negro, tan negro que a veces dudamos de si la peli va en serio o no, si es una comedia o no y si el fin del mundo es de risa o no.

A partir de aquí las opiniones son discutibles. Es entendible los que hayan abandonado considerando que la película no va a ninguna parte y que una hora es tiempo más que suficiente para que se defina. En mi opinión habrán cometido un error y se habrán perdido un nuevo giro argumental hacia el drama romántico, con una tierna escenificación de cómo algunas personas son capaces de dar lo mejor de sí mismas cuanto más adversa es la realidad, una bonita historia de sacrificio, con ingeniosas reflexiones sobre la soledad, la compañía, el aprovechar el tiempo y no perderse en lamentaciones sobre el pasado. Sin duda, el final y toda la parte final son lo mejor de una emotiva y sorprendente película a la que sólo le falta un poco más de regularidad y consistencia para no generar tantas dudas.