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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
6
Acción Barney Ross (Sylvester Stallone), Lee Christmas (Jason Statham), Yin Yang (Jet Li), Gunner Jensen (Dolph Lundgren), Toll Road (Randy Couture) y Hale Caesar (Terry Crews) y Billy (Liam Hemsworth), un nuevo colega, se vuelven a reunir cuando el señor Church (Bruce Willis) les encarga un trabajo aparentemente sencillo y muy lucrativo. Sin embargo, el plan se tuerce cuando un peligroso terrorista llamado Villain (Jean-Claude Van Damme) les ... [+]
14 de enero de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
A rebufo de la ola nostálgica que provocó “Los mercenarios”, bendecida además por crítica y público, Stallone se embarcó inmediatamente en una segunda parte que siguió el mismo precepto que regía de las secuelas ochenteras: dar a la peña más, más y más; más acción, más inverosímil, más guiños y más famosetes. Y lo hizo como suele hacer cada cosa que emprende: dando un 120% de entusiasmo y pasión, cosa admirable dado su ya considerable edad y las críticas gratuitas de los de siempre, que se percibe sobre todo en el gran trabajo de preparación de las tracas, buscando idear situaciones límite que permitan exhibir todo el repertorio armamentístico y hacer explotar muchas cosas.

Menciono siempre a Stallone para reconocerle el mérito de ser quien tira del carro en la saga, exprimiendo cada dólar de presupuesto para que el espectador lo aprecie, atrayendo nuevas estrellas a la pandilla y haciendo que los tibios Schwarzenegger y Bruce Willis, que participaron de refilón en la primera entrega (sin mojarse mucho, como haciendo un favor a un amigo pero temiendo que la cosa pudiera salir mal), le dan todo y ya participen de manera activa.

“Los mercenarios 2” no tiene la frescura de la primera parte ni su efecto sorpresa ni su consistencia. Por separado, de manera autocontenida, cada escena es una virguería de coreografías, armas raras (pero reales), espectáculo y explosiones… con su principio y su final; con el obstáculo que supone siempre tener que superar las expectativas levantadas al acabar la escena previa. Lo que chirría un poco son las transiciones entre secuencia de acción y secuencia de acción, donde parece haber cierta prisa por entregar algo a la productora y cumplir una fecha.

A pesar de todos sus innumerables defectos, la película consigue su propósito de llevarnos de vuelta al cine de acción y palomitas de hace veinte años y no termino de ver por qué eso incomoda a tanta gente que lo califica de hortera y rancio, como si para esa gente los ochenta y noventa hubieran sido para ellos un mal trago, no una época dorada. Si han tenido traumas, no es justo pagarlos con la película. Nada te obliga a verla con tu novia. Ni con tu familia. Ni con tus hijos. Nada de obliga si quiera a reconocer que la has visto. Pero hombre, disfrútala como el producto de entretenimiento que es, sin ponerla verde.
OsitoF
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