La primera media hora estuve pensando, menudo coñazo de película, pero llega el discurso del hijo mayor y el párrafo cae a plomo:

"Era mucho peor cuando papa se bañaba, porque antes de su baño, corría un cerrojito, cerraba las cortinas y encendía una lamparita y entonces se quitaba la ropa y decía que hiciésemos lo mismo. Luego nos tumbaba en un sofá de color verde que ya no existe y nos violaba, utilizaba sexualmente a sus hijos pequeños."

A partir de aquí te mantiene en vilo (quizá sea curiosidad por no llamarlo morbo), una hora que se pasa como un minuto porque piensas que todo aún está por estallar.

Pero la celebración sigue, a veces distendida, otras más densa o ágil pero siempre a la espera de ese toque mágico de la cuchara contra el cristal.

No cae en el típico drama, sino que nos regala incontables momentos de un gran y buen humor negro, todo esto desde la más pura sencillez. La violencia no es explícita, pero está siempre presente.

Por último, una mención a "El Angel Exterminador" y "El Discreto Encanto de la Burguesía" del gran maestro Buñuel, distintas pero parecidas. Un gran tridente sobre la burguesía.