Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Charles:
9
Ciencia ficción. Aventuras. Acción. Comedia Continúan las aventuras del equipo en su travesía por los confines del cosmos. Los Guardianes deberán luchar para mantener unida a su nueva familia mientras intentan resolver el misterio de los verdaderos orígenes de Peter Quill. Viejos rivales se convertirán en nuevos aliados, y queridos personajes de los cómics clásicos acudirán en ayuda de nuestros héroes a medida que el universo cinematográfico de Marvel continúa expandiéndose. (FILMAFFINITY)  [+]
28 de abril de 2017
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al espectador ansioso de aventuras extraordinarias se le da el mejor inicio posible: un cálido mediodía del siglo pasado, años 80, mientras en la radio de una pareja enamorada suena "Brandy" de los Looking Glass.
Un hombre de las estrellas habla de maravillas floreciendo en la Tierra, y podemos ver que eso mismo está ocurriendo entre su pareja y él, entre dos seres de mundos distintos que comparten un mismo corazón.

Años después, un grupo de amigos de muy distintos orígenes se preparan para repeler el ataque de una bestia espacial, con un poco de música y un mucho de cachondeo.
El director James Gunn cruza una misma idea a lo largo del tiempo, a lo largo de la galaxia, dejando claro que cualquier ser puede aprender a convivir con otro, porque en el fondo un árbol bebé, un mapache guerrillero o un asesino verde no pueden ser muy diferentes.
Lo que ocurre es que la panda de renegados comandados por Starlord hace un tiempo que dejaron de ser amigos, y ahora son algo más, colegas que no dejan de bromear entre ellos, pero también hablan de verdades dolorosas entre medias.

'Guardianes de la Galaxia Vol. 2' es una perfecta progresión de su primera parte desde el momento en que, sin dejar de lado el humor o las aventuras galácticas, apuesta por llevar mucho más allá las relaciones de este particular quinteto que vemos que apenas está empezando a conocerse.
Como en las mejores historias, el pasado sale a la luz cuando menos se necesita, en este caso en forma de padre de Peter Quill, un ente largo tiempo desconocido con el nombre de Ego, que por fin aparece para reclamar su paternidad. Y a su vez, vuelven viejos conocidos como el mercenario Yondu o la cibernética Nebula, ambos dos buscando paliar sus pasados fracasos.
Ego aparece para conectar a Peter con su herencia celestial y casi divina, mientras Nebula busca venganza contra su hermana Gamora, y Yondu tiene en la captura de los Guardianes su última oportunidad para recuperar el respeto de los suyos.

De una manera gloriosamente sutil para una película que no tiene reparos en lanzarte persecuciones intergalácticas y seres de piel dorada a la cara, no se deja de insistir en el mismo tema: familia, familia y familia.
Peter no deja de sospechar de un padre que a fin de cuentas le abandonó, Gamora de una hermana que ha aprendido a ver solo como contrincante de batalla, y Rocket, la particular alma capulla del grupo, ve a Yondu como un viejo mentiroso frente al que cuidarse las espaldas.
Gunn, sin embargo, en un alarde de buen gusto, decide dar peso a la otra cara de la moneda, dejando a Ego lamentar la "falta de un sentido" para su divinidad, a Nebula paladear todo el dolor de sus prótesis corporales, y a Yondu afirmar a Rocket, con aire triste, que "tus Guardianes no son tan diferentes de cómo éramos mis mercenarios y yo".
De repente, la historia se llena de adolescentes que no han acabado de madurar, en busca de una figura paterna que pudo haber sido brutal o ausente con ellos.
Y es la clase de fondo emocional que convierte el espectáculo en épica, o el melodrama en puro sentimiento.

Poco importa que un personaje sea verde, otro azul, o algo tan loco como un planeta viviente: me llegan sus historias porque se han tomado la molestia de desarrollarlas (y para qué engañarnos, una banda sonora plagada de temazos ayuda mucho).
Por si fuera poco, queda la relación más bonita entre Drax y Mantis, tocada por un analfabetismo emocional entrañable, que se hace querer cuando ella le ríe las incómodas gracias, o él comparte sus duros recuerdos de la manera más silenciosa posible. Hermosa manera de comunicarse, la de poder experimentar una emoción sin apenas palabras.
Y entre padres e hijos, no podría faltar Groot, un bebé inconsciente e impulsivo, que sirve de apoyo tanto al drama como a la comedia: nunca te vas a reír tanto como con sus bailes y expresiones, mientras que te van a dar penita todas sus caras lastimeras. La prueba perfecta de que, a la larga, quien mejor se lo pasa es el más felizmente ignorante y bienintencionado.

Siguen siendo extraños en el fondo, seguirán siendo Guardianes pese a todo.
Porque frente a las maravillas del cosmos, lo mejor que han sabido hacer es aceptarse, como hace cualquier otra persona de esta vasta galaxia.
Y James Gunn resume en una lágrima de mapache todo lo extraordinario de esta secuela: la emoción profunda, a ras del suelo, que causan unos seres irreales a los que hemos llegado a querer como una familia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow