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España España · Madrid
Voto de Charles:
8
Drama Película sobre la ex primera dama estadounidense Jacqueline Kennedy (Portman), centrada en los días inmediatamente posteriores al asesinato de su marido John F. Kennedy en Dallas, el 22 de noviembre del año 1963. (FILMAFFINITY)
27 de enero de 2017
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Primera Dama cuenta retazos de su vida a un enviado de prensa.
Da la impresión de que, más que una entrevista, lo que hace es reflexionar sobre lo pasado, volver a examinarlo y ponerlo en su justo lugar, como si estuviera en un museo de antigüedades, y solo necesitara a un oyente que le dé respuesta.
Antes, Jacqueline Kennedy ya hizo eso mismo: presentar una intimidad falsa al pueblo americano, en acartonados reportajes de blanco y negro, donde nunca mostró más que lo que de ella se quería oír.
Pero esta vez... esta va de verdad, de las entrañas, desde el mismo corazón de su persona.

'Jackie' es un retrato, en todo el extenso significado de la palabra.
Una anómala biografía que no se conforma con quedarse en la superficie, sino que escarba profundamente en el alma de la Primera Dama más breve de la Historia, reconstruyendo la crisis existencial que provocó el asesinato de su marido.
Y lo más sorprendente, desafiante incluso, es que lo hace afirmando con rotundidad que un cargo semejante debería enloquecer a cualquiera: ser "la mujer de" el hombre que guía la nación más poderosa del mundo, la personalidad en la sombra, es algo que requiere enorme valentía moral y psicológica, por mucho que a la hora de relatar su historia se caiga en la simplificación las más de las veces.

"¿Quieres un momento de la chica del momento?" pregunta Jacqueline a su entrevistador, consciente de que lo que se espera de ella es carnaza para el pueblo, no cruda y honesta opinión.
La gente solo quiere saber los detalles morbosos, el relato fácil, no la desesperación y angustia de tener que limpiarte la sangre de tu marido mientras ves, acto seguido, como su puesto de mando es sustituido al instante, como si él nunca hubiera existido.
De hecho, una vez que falta Kennedy... ¿existe su esposa, "la mujer de"?
Sería difícil afirmarlo, viéndola rodeada de personas que la protegen y ocultan información como si fuera una niña de repente huérfana, siendo vigilada por mudas estatuas uniformadas que velan por una seguridad que no necesita en la intimidad de su habitación, o siendo obligada a guardarse las lágrimas que una celebridad como ella no puede permitirse.
Jacqueline vive atada a un puesto que no escogió, solo porque amó a un hombre importante.

Por eso, quizás, se afana en buscar la inmortalidad de ese hombre.
Que no sea solo otra capa de pintura en la Casa Blanca, que permanezca en el recuerdo de toda la gente que vió sus esperanzas fallecer el mismo día que lo hacía el presidente.
'Jackie' es el retrato de una mujer que se enfrenta a su propia extinción (sugerida sutilmente, de manera terrorífica, cuando un asistente se la recuerda con tono apocalíptico) y sus vanos intentos por permanecer, por ser relevante dentro de una época que necesitaba grandes figuras para no venirse abajo.
"Pudimos haber cambiado tanto..." susurra Bobby Kennedy, enunciando en pocas palabras la tristeza de un asesinato que no solo mató un hombre, sino una esperanza.

'Jackie', con esas maneras, destierra la biografía rancia y académica para crecerse en los momentos pequeños, sin una gota de falso dramatismo, donde vemos transpirar a personas antes que personajes históricos.
Una decisión inusual, gloriosa pero difícil de conjuntar, excepto si tienes a una superlativa Natalie Portman dejándose la piel, voz y tripas en un papel que podría haber sido cualquier cosa.
Bajo su mando, Jacqueline Kennedy deja de ser una política para ser una mujer en busca de un sentido que la ayude a recoger todas las piezas de un sueño hecho trizas.

Ella creía en "Camelot": el absurdo musical cuya principal canción, sin quererlo, fue melodía de un Estados Unidos donde todo parecía estar en su sitio, y lo estaría siempre.
Aquel sueño terminó, sin embargo, y solo quedó ella, Jackie.
No acabamos de saber si ella cambió por esa repentina soledad o siempre tuvo esa fuerza interior, pero sabemos que, al final, ella ha aceptado que tiene una voz propia que alzar, por encima de los demás, de la falta de respuestas y de un pueblo norteamericano que entierra sus ídolos con demasiada prontitud.
Sin un marido, poderoso o presidente, que tenga que respaldarla.

Deja que te cuente su historia, tal cual fue, tal cual la sintió.
Solo con eso, ya no será otra capa de pintura, ni otra placa en la puerta.
Será Jackie, quien siempre quiso ser.
Charles
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