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Costa Rica Costa Rica · Me encantan las galletas
Voto de Javier Moreno:
8
Ciencia ficción. Drama A Alphaville, una ciudad futurista situada en otro planeta, llega el periodista Ivan Johnson, siguiendo la pista del profesor Von Braun. Los otros agentes que le han precedido, Dick Tracy y Flash Gordon, han muerto. Von Braun, apodado Nosferatu, es el creador de Alpha 60, la máquina que comanda la vida mental de los habitantes de la ciudad... (FILMAFFINITY)
28 de diciembre de 2010
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comienza simbólica, futurista en imágenes. La narración avanza a paso lento y en penumbra, intrigante. La cámara se sitúa en lugares insospechados y ayuda a la creación de un lugar intranquilo.
Durante los primeros 10 minutos se presenta al personaje que hace gala de valentía en la habitación. Grandioso, duro y sólido Mr.Johnson (Lemmy).
La banda sonora genera una atmósfera tenebrosa, pero resulta pobre y repetitiva, como la voz narrativa, que se va reiterando hasta la saciedad, lo que produce una exhausta respiración del proceso kafkiano del que somos testigos.

Fantástico juego de luz en varios planos (especialmente el de la bombilla en la escalera).

Al más puro estilo de la dirección, Godard vuelve con su simbolismo en la mujer-muñeca. El ritmo se hace tenue y más lento en el viaje hacia el fin de la noche.

Se trata de una invitación con iniciación a la lógica del lenguaje. Hegel sigue presente. Muerte y vida, ser y nada. La visión más abstracta del ser, el principio (alpha), no es más que la nada (zeroville). La lógica se transforma en muerte del individuo humano.

Seductoras para dormir, soñar tal vez.

Lemmy hace de pez torpedo al estilo socrático, desde que ha llegado nadie entiende nada. Recuerda a 1984 y la supresión de ideas-palabra. Y en la segunda parte recobra fuerza e interés y consigue "luchar para que el fracaso sea posible": paradoja del sentido vital humano.

Para nuestra desgracia, el mundo es real, llegan a decir en Alphaville. Se produce la justificación de la violencia discursiva y la contraposición de las sombras contra la luz. Si arrojamos demasiada luz sobre la vida, la paralizamos, la alienamos, se constata, muere y podemos definirla. Por ello el hombre (ser humano) se obceca en dejarlo ser tal cual para apreciarlo desde la sombra, el matiz, la condición de posibilidad.

Nos duele y lo agradecemos.
Javier Moreno
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