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Costa Rica Costa Rica · Me encantan las galletas
Voto de Javier Moreno:
8
Drama Cochabamba, Bolivia. Año 2000. Sebastián (Gael García Bernal) y Costa (Luis Tosar) se han propuesto hacer una película sobre Cristóbal Colón y el descubrimiento de América. Mientras que Sebastián, el director, pretende desmitificar al personaje presentándolo como un hombre ambicioso y sin escrúpulos; a Costa, el productor, sólo le importa ajustar la película al modesto presupuesto del que disponen; precisamente por eso elige Bolivia, ... [+]
10 de enero de 2011
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se presenta, evoluciona, atormenta y te guiña un ojo (yo habría omitido el guiño).

En hora y media viajamos algo más de 500 años para que nuestra lanza coja consistencia

Está claro que el tema principal no es la película que se pretende grabar ni la carga histórica de la misma, sino que también importa la lluvia. Pero eso ya nos lo decía el título.

Icíar Bollaín logra filmar la más elaborada de sus películas. Conjuro de entre-discursos que generan la tan codiciada crítica. Pero no se puede obviar desde el comienzo, pues se va desenlazando poco a poco.

Aunque parece fácil realizar algo de buena calidad o de calado humano con semejante elenco, la luz y la fotografía son dignas de destacar, durante todo el metraje creí estar viendo una superproducción made in hollywood.

Luis y Gael, menudas conversaciones. Y aunque Tosar es mi favorito, aquí me arrodillo ante García Bernal.

Con solvencia incendiaria, se alza eficaz en su crítica. Resulta estéticamente clara y brillantemente profunda. Se te engancha a la pierna y al salir del cine todavía crees que te pesa más de lo normal. Es un conjunto sobresaliente que es fiel a un guión con grandes meta-relatos. Es un espectáculo en muchos sentidos, por ello se nos frunce un poco el ceño cuando desfallece con la moraleja. Caer en saco roto era el destino anunciado.

Cual lanza que nos van a clavar, muchas cintas pretendían mostrarnos la punta. Ya sabíamos lo que nos venía, o la evitamos o nos echamos a llorar. Por fin en la industria nacional hay directores que ya enseñan otras partes para que a su llegada ya se te haya clavado. Es el proceso de la impresión. Sólo así nos apasionamos. Bollaín no es el primer caso, pero me gusta este estilo.
Javier Moreno
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