Como sucede en muchas otras películas, no sólo aquí en "El amigo americano" de Wenders, la esencia misma de la historia que nos están contando demanda mucha pausa. Entiendo que haya muchas quejas concretas del ritmo, a menudo la calma y el sosiego no son bien llevados por el espectador. ¿Qué sucede con Wenders?; lo que en otras muchas de sus películas, como si fuera algo general en su obra, va preparando al espectador para que los momentos de intensidad cobren mayor importancia. No es un recurso excepcional, pero para eso hay que saber rellenar debidamente esa calma, darle valor y apreciar su contenido. Y en mi opinión Wenders triunfa en la calma y en los momentos claves.

No nos equivoquemos, a nuestro protagonista, el siempre excepcional Ganz, se le escapa la vida entre las manos y no se trata de una persona adiestrada en el gremio del crimen. El que no entienda que su vida es todo lo contrario es que no ha prestado atención a esos descansos de Wenders, en su tienda o con su familia, se trata de alguien muy corriente y normal. Por el otro lado está Hooper, del que sí podemos esperar lo que ofrece, imprescindible para esos momentos de tensión, para la cima de la película montados en el tren.

Puede que entienda mejor que nunca las quejas sobre esta película, porque lo cierto es que promete muchísimo en la primera media hora y tal vez esas altas expectativas quedan en poca cosa. Sin embargo, está lejos de ser un desastre, es muy propia de su director y merece la pena.