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España España · Barcelona
Voto de damian:
8
Drama París, 1968. Isabelle (Eva Green) y su hermano Theo (Louis Garrel), solos en la ciudad mientras sus padres están de viaje, invitan a su apartamento a Matthew (Michael Pitt), un joven estudiante americano, al que han conocido en un cine. Una vez en casa, establecen unas reglas para conocerse mutuamente, explorando emociones y erotismo a través de una serie de juegos extremadamente arriesgados. (FILMAFFINITY)
18 de junio de 2023
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The Dreamers es una película con un mensaje un tanto abierto: diferentes personas la interpretarán de manera diferente. Esto es lo que interpreto yo:

En primer lugar, hay que tener en cuenta que Bertolucci era un marxista confeso. Yo creo que se le podría llamar comunista sin despeinarse demasiado. Es decir, hay una película muy importante que él no ha entendido.

En segundo lugar, el guión es de Gilbert Adair, basado en un libro suyo llamado "The Holy Innocents". Que a su vez está muy inspirado en una novela (1929) y película (1950) escritas por Jean Cocteau y llamadas "Les Enfants Terribles". Esta última trata de dos hermanos, un chico y una chica, que yo calificaría sin pestañear de psicopáticos, y que juegan a un juego peligroso en el que cada uno de ellos intenta irritar al otro para provocar un estallido, y quedar en posición superior. Estos juegos llevan a la muerte de varias personas. De ahí viene la historia originalmente, no tiene nada que ver con la política.

Los dos hermanos que aparecen en "The Dreamers" son dos jóvenes franceses: Théo e Isabelle. También son a mi juicio bastante psicópaticos y logran enredar en sus juegos a un joven americano, Matthew. Lo logran enredar porque a) los tres comparten una enorme pasión por el cine y b) Isabelle está tremenda.

Quiero hacer hincapié en este segundo punto. Eva Green, la actriz que interpreta a Isabelle, es un monstruo de la belleza. Es difícil entender cómo un ser humano nacido de forma natural puede ser tan bello y sexy. Como decía otro comentarista, "está para clonarla". Sus inmensas ubres, que parecen naturales, desafían las leyes de la física, pues no queda claro cómo semejantes masas pueden mantenerse tiesas contra la gravedad. Cuando entrecierra sus hermosos ojos azul verdosos, parece una felina. Cuando los abre, parece una dulce y triste muñeca. Y además se pasa en pelota picada la mitad de la película. Como para no caer...

Isabelle está todavía más loca que Théo. Bertolucci utiliza un par de trucos un tanto baratos para que veamos que ella es más dependiente de él que al revés, y más inmadura. Pero no es importante, porque ambos están muy locos. Además, Théo es una especie de "cuñado" comunista. Por ejemplo, defiende el régimen maoísta, que al fin y al cabo era una dictadura y una de las mayores picadoras de carne que han existido sobre la Tierra.

Matthew, en cambio, aguanta el tipo. Es un joven tímido pero sensato, que se deja enredar pero sólo hasta cierto punto. Que cede mucho, pero que sabe pararlos cuando intentan pasarse. Y que no se deja impresionar por la brasa comunista de Théo. Cuando éste le insiste en que miles de chinos llevaban en sus manos el Libro Rojo de Mao, y que eso era muy bonito, etc, Matthew responde que hubiera sido más bonito que cada uno hubiera llevado un libro diferente, su libro preferido.

Además de interesarse por las relaciones incestuosas, el sexo bastante pervertido, y las convicciones políticas nefastas, los jóvenes son unos auténticos guarros, que orinan en los lavabos, no limpian nada, buscan comida en la basura, por supuesto no usan condones (no parece demasiado inteligente, dado lo que fornican), se beben el vino caro de sus padres, y están todo el día sin salir del piso, absolutamente mimados y ensimismados, inmersos en su propia realidad cinéfila paralela, mientras fuera se desarrolla el mayo francés.

Por eso digo que una posible interpretación es que Bertolucci no ha entendido la película. Porque me da la sensación de que defiende en cierto modo la actitud de Théo e Isabelle: la canción del final de la película es "Non, je ne regrétte rien" (No me arrepiento de nada) de Edith Piaf.

Pero es que, Bernardo, los hermanitos no son jóvenes liberados: están enfermos. La historia original, y esta también bastante, son historias basadas en una psicología intrafamiliar aberrante. Es verdad que no se ve la causa de la aberración, pero tampoco nos explican en las películas americanas por qué el psicópata malo es tan psicópata. Sin embargo, lo reconocemos cuando lo vemos.

Es posible que me equivoque. A lo mejor Bertolucci está precisamente haciendo una crítica de la "izquierda ensimismada", que empezó a despuntar justamente desde ese mayo del 68, y que repetía consignas comunistas mientras bebía buen champán; o que se olvidó de la "lucha obrera" por las condiciones materiales y por la igualdad para dedicarse en su lugar a temas más identitarios, de liberación sexual, etc.

Sea cual sea la interpretación, creo que la película hay que verla: la cinematografía es buena, Eva Green es una diosa y una estupenda actriz; la banda sonora es abundante en temas super-cool; te atrapa, quieras o no; y al final de todo se queda uno pensativo.

Yo de "El Último Emperador" ya ni me acuerdo. "El Cielo Protector" me pareció nihilista y aburrida. Y no hablemos de "Novecento": buena fotografía y música, pero también cinco horas de guión insufrible. En cambio, esta me ha interesado y me ha gustado. Además, es igual: sólo por ver el explosivo debut de Eva Green ya mereció la pena.
damian
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