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España España · Barcelona
Voto de Tithoes:
7
Terror. Fantástico Cody es un niño huérfano adoptado por Jessie (Kate Bosworth) y Mark (Thomas Jane) cuyos sueños y pesadillas se manifiestan físicamente cuando él duerme. (FILMAFFINITY)
10 de septiembre de 2018
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Lo mejor: la endereza que transmite el personaje de menor edad, tan imaginativo como la película misma, un coleccionista de bellas mariposas y repetidas adopciones que, pese a todo lo malo que ha sufrido, no se permite convertirse en víctima, aunque la razón de sobreponerse a las desgracias resida en el acopio de una fuerza mágica antinatura muy próxima al cine fantástico menos adulto, uno similar al de la sensacional Intruders pero con un enfoque más oscuro y tenebroso de la transformación de dolorosas pérdidas en dañinas obsesiones; la temática del siempre problemático insomnio, y más específicamente del denominado “sueño despierto”, originalmente tratada a través de grupales terapias, repentinos despertares y traumáticos recuerdos, resultando apasionante e inquietante como pocas; la senda que prosigue Mike Flanagan, al igual que ya hiciera en Oculus y en menor medida en Ouija, sus anteriores obras direccionales, de urdir una serie de efectos visuales y sonoros exigentes de la búsqueda del respetable para ser hallados temprana y plenamente, acaparando la atención del mismo por más que éste se oponga, y es que como bien se indica en la propia cinta “si suprimimos las emociones negativas... nuestro subconsciente encontrará una forma de procesarlas” y, de hecho, si las sensaciones son positivas la figuración de la interiorización se presume mucho más placentera.

Lo peor: la larga melena de Thomas Jane, antaño vengador de a pie en la intrascendental pero aceptable El castigador, tan larga como el tiempo requerido para afrontar ciertos duelos que la existencia humana propone, dotándolo de un aspecto descuidado e indígena, impropio de él; el marco pediátrico como punto de inflexión afectivo transporta al espectador a incursiones pasadas comparativa e infinitamente mejores a la presente, sea cual fuere el aspecto que se analice, y es que el largometraje que ocupa no termina de compactar todos los elementos recogidos de manera eficiente, siendo el desenlace, no obstante, claro, sencillo y aclaratorio, así como escrupulosamente ético e intensamente emotivo el trasfondo pese a desarrollarse demasiado remilgadamente; la discutible facultad actoral de Jacob Tremblay, quien merma al resto del reparto con su mediocre encarnación de un erudito en albergar poderes de mística índole y peligrosa corporeidad, alguien capaz de hacer posible lo inconcebible por maravilloso u horripilante que sea.

Daniel Espinosa
www.cementeriodenoticias.es.tl
Tithoes
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