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Voto de Luis Arteaga:
9
Drama Nigel (Hugh Grant) y su mujer Fiona (Kristin Scott-Thomas) son un matrimonio británico de crucero para celebrar su séptimo aniversario de boda. A bordo conocen a la atractiva y deshinibida Mimi (Emmanuelle Seigner) y a su marido Oscar (Peter Coyote), un norteamericano que está inválido en una silla de ruedas. Nigel empieza a sentirse atraído por Mimi, y Oscar, que se da cuenta, le propone que intente seducirla, pero antes le cuenta cómo ... [+]
22 de febrero de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que nos introduce de lleno dentro del universo Polanski, que se despliega ante nosotros para contarnos una historia sobre el precio de los excesos. En este caso el precio de la pasión enfermiza que se apodera de Oscar y de Mimi. Pero como en toda historia de ascenso y caída, tras una primera etapa de amor idílico comienzan a mutar los personajes llegando a conocer los extremos de la crueldad y de la bajeza humana. Polanski con una maestría solo propia de él, nos muestra personajes que llegan a repugnarnos pero con los que no podemos dejar de identificarnos. Nos enseña los extremos de degradación moral a los que puede llegar el ser humano. Consigue conectarnos con nuestro lado más oscuro y llegamos a sentir empatía y pena por estos personajes. En definitiva llegamos a entenderlos pese a lo monstruosos que resultan porque sabemos que en nuestro interior también existe un monstruo que duerme en un profundo letargo del que podría despertar.

Si bien en un acercamiento distante a la película puede que no lleguemos a sentirnos totalmente identificados con dos personajes tan extremos como Osacr y Mimi, Polanski coloca a Fiona y Nigel para que no podamos escapar. Fiona y Nigel son una pareja como cualquier otra que ha caído en la rutina y que mantienen una relación sin pasión. Nigel, atraído por lo prohibido, experimenta en una escala menor todas las degradaciones morales de Oscar y Mimi y acaba cayendo a los infiernos.

Unido a esto encontramos dos tramas que suceden en espacios con denominación de origen Polanski. Es decir, espacios cerrados y claustrofóbicos como son el barco y la habitación en París. Unos espacios que se convierten en un personaje más de la trama al impedir que los personajes puedan escapar de sus dramáticas situaciones. En estos espacios vemos dos leit motivs de la película; En primer lugar esa vista de Paris desde la ventana del piso de Oscar, que simboliza no solo la prisión en la que viven los personajes sino también las frustraciones de Oscar como escritor (la señora de la editorial le advierte de que París está pasado de moda y allí no hará nada que merezca la pena). El segundo Leit motiv lo encontramos en el barco con esos planos que nos muestran las aguas turbulentas en una clara alegoría a las turbulencias interiores de los personajes, a la horrorosa trasformación que se presentará en sus vidas.

Por último comentar un detalle estético o narrativo solo al alcance de los grandes maestros. Dos planos que marcan la subtrama de Oscar y de Mimi; Cuando se dan la mano en el tiovivo y cuando Mimi pega un tirón a la mano a Oscar tirándole de la camilla y dejándole inválido. No hay que volverse muy esquizofrénico para ver que ambos planos hacen una clara referencia a la pintura de Miguel Ángel en la Capilla Sextina, “La Creación de Adam”, de la cual rizando un poco más el rizo se puede deducir una relación directa con el pecado original. Otra vez tenemos aquí el redundante precio del exceso.
Luis Arteaga
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