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España España · Oviedo
Voto de Sícoles:
8
Drama. Comedia. Romance Dos jóvenes que se recuperan de malas rupturas se conectan durante un día lleno de acontecimientos en el sur de Londres.
5 de abril de 2023
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decía el recién fallecido Jean-Luc Godard que para hacer una película solo se necesita una chica y una pistola. Richard Linklater dejó claro que si se trata de amor lo único que hace falta es un chico, una chica y una ciudad por la que pasear. Esta esencia de «Before Sunrise» la comparte «Rye Lane», el cortito (siempre se agradece) debut en el largometraje de la directora Raine Allen-Miller.

Los referentes no se encuentran tanto en Linklater como en la filmografía de Richard Curtis, icono de la comedia romántica británica de los últimos 30 años. La influencia del guionista no se oculta; es más, se señala explícitamente con un estupendo cameo. «Rye Lane» se enorgullece de ser muy inglesa, hasta el punto de incluir más de un guiño cinematográfico a «Fleabag».

Londres Sur es el escenario perfecto para una película que conoce las convenciones del género, las cuales cumple y rompe en distinta medida. «Rye Lane» muestra una cultura urbana viva, expresada principalmente en su puesta en escena: el colorido en el vestuario de los protagonistas, en las calles, en los edificios; también la magnífica iluminación en unos baños (el cenital que abre la película) o en un bar de karaoke. Brilla un estilo visual abigarrado que se corresponde, estoy seguro, con el de una cierta parte de la juventud londinense actual. Hasta los títulos de crédito transmiten esa energía juvenil desobediente, traducida también en formas novedosas de narrar: cuando Dom (David Jonsson) le cuenta su relación pasada a Yas (Vivian Oparah), ella se convierte en espectadora del relato, y viceversa. En esta misma línea, los personajes se inventan historias que detienen momentáneamente la acción, digresiones donde la comedia liga bien por inesperada.

Aunque me gusta más por lo romántico que por lo cómico, la película de Allen-Miller aguanta por su sentido del humor agudo y benigno. Hay varias escenas que podría mencionar; la que recordaré seguro es la cita en el restaurante con la exnovia del protagonista, en la que se luce uno de los secundarios. Si bien el concepto detrás del personaje no es tremendamente original, cualquiera de las intervenciones del mejor amigo resulta memorable. No me convencen demasiado, eso sí, algunos diálogos simplones entre los protagonistas, sobre todo en la primera secuencia.

La dirección de «Rye Lane» tiene un estilo propio y muy moderno. Llaman la atención esos trávelin por las calles en los que la imagen se dobla, parecen rodados con una GoPro. También el uso del plano imposible —el «Plano Breaking Bad»—, como el de la nevera en casa del exnovio de Yas. Las decisiones de la directora varían mucho y aportan frescura a la cinta. El movimiento de la cámara por momentos es espectacular; deslumbrante cuando se sube a la moto con los personajes, envueltos en las luces de la ciudad.

La reflexión sobre las relaciones y la juventud es central en la película. Genial la escena en que los dos imaginan sus futuros mientras ven a unos ancianos (¿ancianos? Ya no me acuerdo, igual eran adultos sin más) ejercitarse en el parque. El conflicto entre las relaciones personales y la temprana vida laboral, típico del cine romántico, aparece igualmente en la cinta. Aunque al final —y a pesar de la importancia de estos temas más o menos universales—, «Rye Lane» destaca por representar una colectividad y una generación específicas. Celebra la vida y la apariencia física de los jóvenes negros que retrata. Hay un énfasis en filmarlos de cerca, sin miedo a mostrarlos tal como son, y en esto se desmarca claramente de las comedias románticas en que se inspira. Forman parte de la idea que tenemos de los personajes sus exagerados gestos de alegría, sus muecas de confusión y su vestimenta estridente. Sobre todo, resulta curiosa la fijación en sus bocas (desde la exposición del principio), más concretamente en sus labios.

Guardaré un recuerdo cariñoso de «Rye Lane» porque fue el primer largometraje que realmente me entusiasmó del festival. La comedia romántica es el mejor género con las peores películas, y merece la pena disfrutar al máximo de las buenas. Esta es una de ellas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sícoles
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