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Voto de El Despotricador Cinéfilo:
2
Acción. Aventuras. Ciencia ficción. Thriller En el calendario de los mayas aparece señalado el año 2012 como la fecha en la que se producirá el fin del mundo, que irá acompañado de diversas catástrofes naturales: erupciones volcánicas, tifones, glaciares que inundarán el planeta. Cuando el escritor Jackson Curtis (John Cusack) y sus hijos regresan a casa, una intensa actividad sísmica recorre la Costa Oeste de los Estados Unidos.
12 de mayo de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que cuando era un chaval (bueno, quizás no tan chaval) fui a ver entusiasmado Independence day, pues el trailer reunía absolutamente todos los ingredientes para que la película me gustase. Y no me gustó; a pesar de algunos aciertos parciales, me sentí rotundamente decepcionado por lo que nos ofreció Emmerich.

Como los seres humanos a veces somos muy tontos y reincidentes, en los años sucesivos volví a caer de nuevo en la misma trampa de este pésimo e insufrible director, es decir, dejarme cautivar por un trailer espectacular y muy jugoso para luego encontrarme con pura bazofia. Ahora bien, en el caso de 2012 ya la desvergüenza clama al cielo. Y eso que todo aquel que va a verla sabe muy bien a lo que se va a enfrentar: un derroche de efectos visuales sobrecogedores y apabullantes que te dejarán sin respiración a lo largo de un insípido y hueco guión.

Pues ojalá me hubiese encontrado eso, ojalá, porque con el guión más insípido, hueco e infantil que pudiera imaginar ya hubiese sido mejor que semejante mierda con la que me topé. Sí, mierda. Sé que no es un adjetivo muy cinematográfico, pero es que no merece otro calificativo. 2012 (solo el título tiene algo de imaginación) es un torrente de topicazos ya vistos, clichés catastrofistas, una exageración desesperante (a algunos hasta les divertirá lo patética y cutre que puede llegar a ser; a mí no, desde luego) y una sucesión continua de retales (deshechos, mejor dicho) de Independence day y El día de mañana para rellenar metraje.

En serio, ¿por qué Emmerich, en vez de torturarnos de forma tan miserable, no va de una vez por todas a un buen especialista a que le diagnostiquen la raíz de ese afán obsesivo que tiene por la destrucción y el desastre global? Él saldrá ganando emocionalmente y nosotros cinematográficamente.

¿Algo destacable en 2012? Pues, sin duda, la simpática y bufona cara de John Cusack, muy consciente de la mierda de película en la que está metido, tomándosela con mucho sentido del humor y resignación.

El Despotricador Cinéfilo
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