Liam Neeson cierra discretamente la puerta a una saga impensada con “Taken 3” (2015), la cual termina lejos de la bien encausada adrenalina de la primera parte.

Ese guión directo, sencillo y con acción en buenas dosis de 2008 hace rato que lastimosamente desapareció de los alrededores de un personaje como Bryan Mills, pensado para una sola entrega o al menos, con secuelas que estuvieran a su altura.

Ante el sorpresivo éxito de la aventura en Paris, se intentó estirar la taquilla innecesariamente pero los argumentos para ello son confusos, como en este remate donde se cambian personajes, el peso de la trama genera dudas y lo predecible se hace demasiado horizontal.

Si “Taken 2” (2012) ya había significado el desencanto de los seguidores de la historia, esta pasada se hace absolutamente omitible. Todo lo que involucre el sello “Taken” conviene que sea visto solo como la película original, el resto no aporta y por el contrario, enloda lo conseguido en la irrupción.

En el detalle, Liam Neeson, elevado y curiosamente enterrado en el género de acción por una misma saga, es de lo poco rescatable y el director no puede hacer mucho para disimular sus años, como el propio protagonista lo ha admitido.

La falta de momentos de real suspenso y lo fácil que “Taken 3” cae en el pozo de todas las cintas de thriller hollywoodense, es el epitafio de un Bryan Mills que no merecía el favor de exprimir innecesariamente su pericia, esa que se ve tan lejana en dos secuelas francamente deplorables.

Recomendación:
Débil. Menos de lo esperado, y las esperanzas ya eran pocas.

=Cité de Lord Buyinski= www.buyinski.wordpress.com