Que el formato Ferrara es irregular, en ocasiones forzado, en otras atrevido y demás cuestiones formales es algo que ya sabe el que se aproxima a su cine tras un par de películas. Hace poco me enfrentaba al visionado de "Go Go Tales" con la esperanza de encontrarme un sucio retrato del mundo de la noche "a la Ferrara". Por algún motivo, olvidé la orgánica simpatía que desprenden sus más que abyectos personajes, tan insertos en sus dinámicas sociales que se adaptan a los problemas generando otros. Esto lleva a sus protagonistas a la huida hacia adelante, a la tan odiosa expresión de la "resaca emocional". Cuando aquélla me encantó, si es cierto que olvidé totalmente, tal vez por el flujo de cosas que pasan por minuto, la cantidad de dilemas morales que se presentaban a sus personajes.

En 'El funeral' me encuentro, para mi sorpresa, un corolario a esta ausencia (percibida) de auténtico conflicto. En esta ocasión, ni subordinado a un retrato esperpéntico del mundo de la noche ni a un vacuo ejercicio de cine criminal, los dilemas se presentan desde la incomodidad y el desasosiego de una situación triste pero para nada sorprendente. Es la latencia de su tristeza, palpable en esos 'flashbacks' que nos desvelan el ideario de ese hermano menor que ha abandonado el mundo de los vivos, la que nos muestra el frágil equilibrio en el que convive (o convivía) el trío protagónico. Las peleas, los desencuentros y la breve alegría compartida compone una matriz donde el dolor se despliega como un rumor entre copas, sobre todo cuando los vasos, que hacía tiempo rebasaban los filos de la barra, acaban por caer.

Por ello es inevitable juzgar, en base a la potencialidad de su problemática central desde la génesis de sus motivos, todo lo posterior sin este personaje (el de Walken) que mira hacia atrás, mira hacia adelante y se ve conmovido por cómo no consiguió evitar todo esto. ¿Acaso vengarse deshace este error auto percibido, esta violencia continua que se ejecuta desde el estilo de vida? Además ¿Cómo casa una moral católica con el asesinato, la extorsión, el sexo desenfrenado?

En un momento dado, un personaje pide que le digan la verdad, pero 'la verdad de Dios'. Él, que reniega en gran parte de la jerarquía eclesiástica (desde un primer momento se niega a ver al cura que asiste al funeral), expone sus dudas a su mujer, sobre el libre albedrío, el bien y el mal...y pese a lo trillado del asunto, a la necesidad de delicadeza y precisión que el tema requiere, la exposición de Walken es sincera, es personal pero también es universal. Sin embargo, por mucha diatriba, sus ojos denotan que la verdad está desposeída de su expresión. La verdad será dicha (dicen), pero al final será hecha.

Para finalizar, creo asumible que se trata de una de las mejores cintas de Ferrara, infinitamente superior a la mediocre 'Rey de Nueva York', y que junto con 'Teniente Corrupto' perfila su visión desgarradora del individuo alienado y en contradicción consigo mismo. Policía corrupto, católico asesino, personajes que se saben heridos terminan por abrazar el cinismo desde la distancia, pues su interior expresa la contundencia de lo que le rodea, sorteando la reflexión, haciendo sensual el dolor que escapa a lo racional.