Desde el principio de los créditos se nota que va a ser tranquila, y que va a velocidad lenta. Este es uno de esas películas biográficas que funcionan mejor como documental más que como otra cosa.
Enfoca la vida de Ali más desde el punto de vista de su cruzada por los derechos de los negros que en el boxeo en sí mismo. Como suele pasar en la mayoría de las películas de este deporte, los combates quedan simplemente como trasfondo de una historia personal.
Michael Mann filma muy bien los combates, con planos cortos, aunque hemos podido verlos mucho más intensos y espectaculares en otros títulos del subgénero, la verdad.
El director también se explaya demasiado con la música, centrándose en ella incluso cuando no hay acción de trama que la acompañe. Se nota en la escena del club, cuando Ali y su pareja se van, y la cámara se queda grabando a la cantante hasta que termina. Con cosas así se nota que a Mann le preocupa más la forma de contar el guion que entretener al público.
Otra cosa que no me ha gustado es la actuación de Jon Voight. Se nota que está mal maquillado con prótesis en la cara para parecerse al periodista ese, incluso aunque no supiéramos que se trata de ese actor en concreto.
¿Dónde está el ritmo? Esa palabra que sirve (desde el punto de vista del cine) para definir el equilibrio entre las escenas tediosas y las más interesantes. Aquí brilla por su ausencia. Abundan demasiado las escenas de relleno en las que no pasa nada que aporte algo a la historia.
Es de esas películas en las que realmente todo está bien (técnica, dirección, fotografía, actores, elementos esenciales de la historia, etc.) y sin embargo continuamente da la sensación de que algo falla. Es demasiado larga y se me hace bastante pesada. Por muy bien hecha que esté, y por muy buen sabor de boca que deje desde el punto de vista de narrativa cinéfila, tengo que reconocer claramente que la película es muy aburrida en su conjunto. Tanto es así, que ni siquiera la supuesta espectacularidad del combate contra Foreman consigue despertarme demasiado interés, al llegar con el lastre de los muchos minutos tediosos que la preceden.
No está hecha para ser vista muchas veces, en mi opinión.
Eso sí, Will Smith está muy bien. Se mimetiza con Cassius Clase. Transmite su personalidad, con esa lengua afilada y chulería, y su afán por luchar también por los derechos de los negros. Esta es una de las primeras películas dramáticas de Smith, donde pudo demostrar lo gran actor que puede llegar a ser. Solo por eso merece la pena verla, aunque uno termine tan cansado como un boxeador al final de un combate.