Las películas de policías tienen un defecto muy claro: se repiten.
Casi todas siguen el mismo esquema. A saber: Hay una pareja de policías muy buenos e íntegros, pero en un tiroteo o emboscada matan al compañero del protagonista, el cual, tras asistir al funeral y prometer que pillará a los canallas que lo hicieron, se embarca en una investigación en la que se mezcla el trabajo con la venganza.
A veces el personaje principal es injustamente vigilado por asuntos internos.
La investigación suele transcurrir por barrios bajos, normalmente de Los Ángeles, en las que gente de baja calaña, que siempre son hispanos o negros, le van dando pistas al policía, no sin antes hacerle correr u obligarle a que les dé unos cuantos puñetazos para que hablen.
En ciertos títulos, la trama se complica con agentes corruptos implicados, lo cual no suele desvelarse hasta cerca del final.
"Dueños de la calle" es un clon más sacado del molde que he comentado. No hay nada en ella que la haga distinguirse o destacar dentro de este género.
Para colmo, el protagonista es Keanu Reeves, un tipo que hace algunas películas interesantes pero que es un pésimo actor.
La película se deja ver a pesar de su inexistente originalidad y su escasez de escenas de acción. Pero también hay que decir que es fácil de olvidar y que en la memoria se puede confundir con "La ley de la calle", "Training day", "Sin tregua", "La noche es nuestra" y tantas y tantas otras.