Con la particular forma de hacer cine que tiene Álex de la Iglesia, ya era hora de que se acercara al “slasher” más puro. Y lo hace en el incomparable marco de la ciudad de los canales en pleno carnaval.
El director imprime su peculiar estilo de realización y dirección de actores, pero al mismo tiempo se contiene bastante en sus tipismos, siguiendo los cánones habituales del género. Supongo que ha querido seguir una línea más comercial de cara al mercado internacional.
Aquí tenemos al típico grupo de jóvenes con pocas neuronas y muchas ganas de juerga, que desde luego no se lo van a pasar demasiado bien al final. Los personajes y diálogos son los habituales de títulos como “Viernes 13” y similares, con muy poca profundidad, pero que aquí claramente está hecho adrede.
Hay una crítica al turismo masivo y al pasotismo y frivolidad de las masas, más pendientes del uso del móvil que de todo lo que les rodea.
Los asesinatos están bien hechos, pero personalmente me esperaba algo bastante más “gore” que la hiciera destacar o dejar algo más de huella en el espectador. Es bastante ligera para el que haya visto mucho terror, y desde luego no da ningún miedo, ni con las máscaras (que no son lo bastante macabras), ni con la conseguida música de Roque Baños.
Pero por lo menos es un film entretenido, con un diseño de producción vistoso y con el que se puede echar el rato, lo que es más de lo que ofrecen algunos títulos de Hollywood de estas características.
Además, se agradece que esta vez el director no tire del surrealismo ni de un humor negro que lacre una historia que ha de ser seria sí o sí.
No es de las peores (desde mi humilde punto de vista), aunque obviamente tampoco de las mejores películas que ha hecho este famoso director.