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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
4
Terror. Thriller Un conflictivo y rebelde sacerdote viaja a Roma para investigar la extraña muerte de su mentor. El joven cura sospecha que quizá la clave del misterio sea el "Sin Eater" (el comedor de pecados), una especie de secta formada por sacerdotes que comían la carne de los muertos para atribuirse los pecados que no les habían sido perdonados, consiguiendo así su absolución. (FILMAFFINITY)
23 de febrero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Devorador de pecados no es una película de la que pueda decirse que no aporta nada. Parte de una buena idea y aprovecha más o menos bien sus medios, pero se equivoca y mucho en las formas.

Brian Helgeland, reputado guionista, escribe y dirige la película. Sobre Helgeland se pueden decir muy pocas cosas negativas en su función de guionista (Mystic River, L.A. Confidential, Deuda de sangre o El fuego de venganza son de su puño y letra, pese a ser adaptaciones de novelas). No obstante, su trabajo como director sí deja bastante que desear. En Devorador de pecados, Helgeland propone una interesante premisa que va haciéndose más atractiva conforme avanza la película durante gran parte del metraje, pero que cae en picado en los últimos 20 minutos. En esos últimos compases, Helgeland se ve obligado a resolver el problema y es ahí cuando se ven sus carencias tras las cámaras. Falta chispa en su trabajo y, puesto que tiene la posibilidad de ir cambiando el guion a su antojo, opta por la vía rápida: engañar al espectador. Cualquiera que se fije minimamente en la película, se dará cuenta de que en el desenlace se unen infinidad de detalles que no cuadran de ninguna manera. El otro gran fallo del director es la búsqueda de la escena memorable. Tal vez Helgeland buscaba dar un golpe de efecto y reconducir su carrera hacia la faceta de la dirección de forma definitiva y es por eso que sus personajes disfrutan demasiado intentando ser misteriosos y también es por eso que cada frase que sale de sus bocas intenta convertirse en una revelación, como buscando desvelar misterios que el espectador desconoce y que, en algunos casos, no importan demasiado.

Heath Ledger todavía estaba en construcción. Su trabajo es bueno, pero lejos de su gran interpretación en Casanova, de su impresionante labor en Brokeback Mountain y, sobretodo, a años luz de esa soberbia encarnación del Joker que pasará a la historia como uno de los mejores papeles vistos en el cine. No está mal aquí Ledger, pero tampoco se luce. Puede que sea Mark Addy el más acertado del reparto y eso se debe, posiblemente, a que es el único personaje que no necesita hacer chorradas en pantalla. Papel sencillo, trabajo sencillo, resultado positivo. Benno Fürmann representa a la perfección lo que digo sobre los personajes. Pretende que cada gesto sea definitivo y que cada palabra sea concluyente y disfruta demasiado encarnando un personaje con una riqueza interior (por lógica pura) espectacular pero que, sin embargo, no llega a desarrollarse.

Resumiendo, que es gerundio: Brian Helgeland se convierte en su peor enemigo cuando se pasa tras las cámaras escribiendo para sí mismo uno de los guiones con más grietas de su carrera. Aunque Devorador de pecados se deja ver y tiene cosas interesantes, tiene tantas carencias que no puedes evitar pensar que está desaprovechada.
Grijander
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