Sin esperar mucho de esta película, me encuentro que ofrece más de lo que este humilde crítico esperaba. Una grata sorpresa cinéfila que sabe entretener a base de buen humaor, divertidas escenas de acción y algún que otro mordaz diálogo repartiendo estopa entre su propio universo heroico. Y quizás su fuerte radique en que sabve reírse de sí misma, sin ambiciones ulteriores, reconociendo, o sabiendo reconocer, en qué liga juega. Es por esto mismo que esta ¡Shazam! se halle entre el bien y el mal del Universo DC, una rara avis debido a esa falta de seriedad en la antítesis de la gran mayoría de superhéroes que cohabitan en este universo.
Otro punto a su favor es la ambientación. No sé si soy yo, pero esta cinta desprende cierto aire a películas juveniles de los 80, como la más contemporánea y genial Super 8. Quizás es que todo gira en torno a los jóvenes protagonistas, muy bien atemperados por Asher Angel y Jack Dylan Grazer (It -2017-) y el resto de chavales. Junto a ellos, el alter ego del joven elegido, un divertido y entrañable Zachary Levi (Thor: El Mundo Oscuro, Chuck) que logra crear un tipo carismático. En el bando malvado, Mark Strong (Kingsman) se pone en la piel de un villano que recuerda mucho a los de antaño, a esos de los 80 que no olvidaremos nunca. De esta manera, el director sueco David F. Sandberg (Annabelle: Creation) recrea con personalidad y cierto toque nostálgico una grata película que sorprende por su contenido lleno de diversión y buena onda.