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España España · Alcalá De Guadaíra - SEVILLA
Voto de HEIFER:
7
Drama Un joven combatiente de la Primera Guerra Mundial despierta totalmente confuso en un hospital, confinado de por vida, ciego, sordo y mudo y con las piernas y los brazos amputados a causa de una explosión sucedida durante un bombardeo. Al principio no es consciente de lo que le ha sucedido y en qué condiciones está, pero poco a poco comienza a darse cuenta... (FILMAFFINITY)
13 de febrero de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver "Johnny cogió su fusil" resulta totalmente imposible no preguntarse qué hubiese sido de semejante idea si hubiera caído en manos de una dirección con más talento y responsabilidad, ya que bajo la desastrosa apariencia casi de serie B que luce esta obra de Dalton Trumbo (movimientos bruscos de cámara incluidos) se esconde una historia con uno de los mensajes más crudos, honestos y a la vez valientes que el cine norteamericano se ha atrevido a dar a luz en toda su historia. ¿Hubiese sido uno de los clásicos del cine más reconocidos por el público?; ¿Lo es acaso ya?. Quién sabe... de poco nos sirve perdernos en hipótesis vanas.

A mí, personalmente, me cunde más ceñirme a lo observado; y del aspecto técnico en esta ocasión no desearía decir más de lo que ya he mencionado, porque todo aquel que haya visto el deprimente final de esta película sabe que, después de todo, la factura era lo que menos importaba; aquí lo que importa es el K.O. moral en el que te sumerge, los sentimientos que afloran en el espectador una vez se apaga la cámara, las sensaciones.

Y es que esta cinta hace daño, mucho daño... Hace daño al que la ve porque sacude su compasión, hace daño porque desespera, hace daño porque hace que te preguntes hasta qué punto es digno vivir y hasta qué punto es digno morir; y hace daño porque hace que te plantees hasta que punto es digno luchar por unos valores, o simplemente si es posible creer en Dios en medio de tanto sinsentido.

Así que miren por dónde, ironías de la vida, en el país donde las banderas y las guerras siempre se ganaban con honor y heroicidad resultaba que sonaban voces discordantes; miren por dónde, resultó que en la tierra donde se enviaban a los jóvenes a luchar en nombre del Señor, la patria y la democracia, también había vencidos. Y miren por dónde, en medio de tanto rezo y gallardía resonaban gritos de angustia y dolor; de angustia por los que partieron, y de dolor por los que faltaban... Y claro es imposible... Imposible no pensar en que, si ya fue angustioso oír el grito de Dalton Trumbo, peor habría sido escuchar el de los que no pudieron lanzarlo al aire si hubiesen tenido su oportunidad. Es imposible no pensar en que, si después de escuchar la voz de los que dieron su vida por nosotros podríamos seguir manteniendo el tipo y tener los santos cojones de decir "pues mira, todo lo que tengo bien ha valido tu vida, la estoy haciendo digna junto con tu dolor y tu muerte". ¿Es lícito?, ¿Tenemos el derecho de disponer sobre la vida de nadie?, ¿Lo tiene un político, comandante en jefe, o un médico?.

Seguro que cada uno tiene sus opiniones, pero cada vez resulta más difícil aclararse entre tanto ruido de rifles y tanta retórica; al fin y al cabo las cosas no han cambiado tanto; y mucho menos en el país dónde aún siempre ondean las banderas, las jóvenes esperan a su chico, y los gritos no suenan porque las campanas doblan con estrépito...

Que nunca nos toque a nosotros. Amén.

Disfrútenla.
HEIFER
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