Ana Lily Amirpour y su opera prima han sido una gran sorpresa para mí, un cinéfilo que una noche buscando títulos en filmin se topó con un cartel molón y un título curioso. La sinopsis de la película hizo el resto. Me dije: Esta peli tengo que verla, las ganas crecían, compartía el título a gente cercana, las ganas se contagiaron y entonces la vi.

Para mi “A Girl Walks Home Alone at Night” es una película bellísima, su fotografía es cautivadora, con una historia medida, un ritmo de tiempos perfectos, con canciones desconocidas (para mí) pero que son un acierto detrás de otro y que se solapan a la perfección con el blanco y negro.

No la clasificaría dentro del terror, y aunque dentro del mito vampírico son cosas que hemos visto varias veces, el escenario de una ciudad iraní nos traslada a una historia de amor poco convencional dentro de un mundo que nos es lejano para los de occidente. Una chica aparentemente delicada y misteriosa saciará su sed de sangre con los machirulos, aquellos que maltratan a las mujeres. Les vigilará por la noche y se intentará asegurar de que futuras generaciones (el niño) no sigan estos pasos. Vampirismo y feminismo van de la mano. Y esta película se debe entender desde la igualdad.

La historia de amor es maravillosa. El primer encuentro de los protagonistas es para enmarcar. La farola, el skate, el disfraz, el abrazo, el tocadiscos, el ritmo pausado melancólico…todo es cautivador.

No hace falta profundizar en ambos, el baile de miradas y las canciones hacen que el espectador haga sus inferencias y posibles interpretaciones hasta el final que tiene lugar dentro del coche, que por cierto, también acaba con música. El mensaje es más poderoso que el silencio (nunca incómodo) entre los 2. El final es la aceptación incondicional: El amor pasional.