Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Voto de Jaime Flores:
10
Thriller. Intriga. Terror El FBI busca a "Buffalo Bill", un asesino en serie que mata a sus víctimas, todas adolescentes, después de prepararlas minuciosamente y arrancarles la piel. Para poder atraparlo recurren a Clarice Starling, una brillante licenciada universitaria, experta en conductas psicópatas, que aspira a formar parte del FBI. Siguiendo las instrucciones de su jefe, Jack Crawford, Clarice visita la cárcel de alta seguridad donde el gobierno mantiene ... [+]
24 de agosto de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto es cine. Esto es suspense. Esto es.

"El silencio de los corderos" te atrapa, te hace disfrutar sufriendo, te engaña para luego mostrarte la cartas, pero no todas, porque eres tú el que debes sacar tus propias conclusiones. Si lo quieres todo mascadito, vete a otra parte. No le basta con un villano, así que crea dos. Dos principales, quiero decir. Y de psicópatas, de psicópatas la película va llena, comenzando por Clarice: sólo una psicópata es capaz de meterse en la cabeza de otro igual, pensar como él y, al fin, conseguir atraparlo. Vuelvo a los villanos: Lecter y Bill. Más distintos que Gandhi y Trump. Uno sereno, culto e implacable, otro más inestable, ansioso y destruido. No mata por matar. Mata por dolor, mata para sobrevivir en su lesionada mente.

Lecter, ya enjaulado, ayuda a una policía principiante a atrapar al otro, antiguo conocido suyo que anda suelto y desatado. Lecter ayuda a Clarice, ¿por qué? Probablemente porque la ve una igual. Alguien parecido. Alguien con una trastienda personal fracturada, dolorida, herida. Y la ayuda a cambio de su historia, de sus traumas. Quid pro quo.

Película imprescindible. Actuaciones memorables (esos ojos de Hopkins, ese nerviosismo de Foster). Personajes complejos, con dolor, con rabia, con astucia. Conversaciones entre Lecter y Clarice insuperables. Ya puede caerse el mundo a tu alrededor, que no apartarás la vista de la pantalla. Escenas gloriosas. La de la -semi- oscuridad ya es historia del cine. Como también lo es Lecter, atado y con bozal, dando el mismo terror que si andase libre. Banda sonora deliberadamente inquietante. No hay escenas de relleno, ni una línea de diálogo que sea baladí. Todo tiene un porqué. Todo tiene que ver. El suspense de los suspenses.

PD: ay, Pfeiffer, tienes que tenerla clavada. La espina, digo, por haber rechazado este papelón. Pero no te preocupes, que sigues siendo mi favorita.
Jaime Flores
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow