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Polonia Polonia · Galitzia
Voto de Valkiria:
7
Bélico. Acción. Thriller. Drama En Irak, una unidad de élite de artificieros norteamericanos actúa en una caótica ciudad donde cualquier persona puede ser un enemigo y cualquier objeto, una bomba. El jefe del grupo, el sargento Thompson, muere en el transcurso de una misión y es sustituido por el impredecible y temerario sargento William James (Jeremy Renner). Cuando falta poco para que la brigada sea relevada, el imprudente comportamiento de James hará que dos de sus ... [+]
19 de junio de 2010
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película anti-Oscar se llevó de calle la friolera de seis estatuillas, dejando sentado a un James Cameron en horas bajas en la gala más hostil que su ex le tenía reservada. Avatar(es) de la vida.

Llevar el drama psicológico de la guerra a la pantalla es muy difícil. Puede salir bien (“La chaqueta metálica” de Kubrick), mal (“La delgada línea roja” de Malick), o simplemente salir airosa, como la Bigelow en esta hazaña documental.

La ex de Cameron es muy lista. Utiliza dos ganchos, Guy Pearce y Ralph Fiennes a los que no concede más de minuto y medio de protagonismo. Estamos demasiado acostumbrados a personalizar la narración dejando caer su peso sobre el trabajo del actor protagonista. Aquí no ocurre tal cosa. Los personajes están, aparentemente vacíos.

Como en todo hay que matizar. Sí, hay un Terminator. Un desconocido (Jeremy Renner) en el papel del artificiero Will James en cuya psicología se intenta de soslayo penetrar. No hay mucho que rascar: es el anti-héroe; su trabajo es mecánico y preciso, no hay incontinencia emocional porque el tío lleva más de 750 bombas desactivadas en su haber (incluso en cadáveres bomba) con lo cual, deberéis armaros de paciencia si esperáis a que el chico se venga arriba, abajo o muestre atisbo alguno de ansiedad o tensión. Precisamente esa tensión, que acaba por aburrirnos, es pura rutina para él, pero también vanidad. Lo que está claro es que tiene la piel dura y que mientras nosotros vamos él viene de vuelta.

Si acaso, un pequeño detalle me lleva a pensar que Bigelow quiere dejarnos una pista para internarnos en la cerrazón mental del tipo en cuestión: fuma, luego no respeta su vida; se comporta como un kamikaze. Se la pela. No es capaz de elegir una caja de cereales entre un centenar, sólo puede elegir entre vivir, al límite, o morir. No se plantea el porqué o el porque no de la guerra. Tonterías, pero sólo en apariencia.

La película tiene vocación documental pero sin caer en los excesos de Michael Moore, que le hubiese echado kilos de morbo y polémica a la obra de Bigelow. Ella en cambio, comedida y desapasionada, nos presenta la narración de manera presuntamente fiel a la realidad: el día a día de los artificieros en Bagdad no puede ser más que polvoriento, asfixiante y rutinario. Más de lo mismo: otra bomba que desactivar mientras los irakíes observan desde la barrera si revienta de una vez y queda desparramada la masa encefálica del enemigo en las calles.

La ambientación está logradísima. El manejo de cámara puede llegar a ser irritante y quizás la película se repita. Pero me he convencido de que es lo que su directora pretende. No vamos a inventar heroicidades ni hazañas nuevas a cada minuto; vamos sencillamente a dejar ver qué es lo que ocurre en el día a día de estos tipos por monótono que sea.

Debería quedar claro que esta no es una película de acción en el sentido estereotipado que se le da al género. Recomendable.
Valkiria
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