Cuando traspasan la puerta, llegan a un planeta que parece ser que es un inmenso desierto.
Solo vemos un animal que no exista en el planeta Tierra, y resulta ser una especie de Buffalo, cubierto de pelo (Los animales del desierto no suelen tener tanto pelo), que suelta un montón de babas (En lugar de retener su agua, como buen animal del desierto) y con un volumen enorme (Cuando los animales del desierto suelen ser especialmente delgados, pues no retienen grasas ya que no las necesitan). Suspenso al diseñador del animalito.
Por lo demás, si no fuese porque hay varias lunas en el cielo, pensariamos que estamos en la Tierra.
Es decir, que varios siglos han permitido una evolución y una rebelión enorme en la Tierra pero no en el otro planeta.
La excusa de otro planeta se pierde. La historia habría sido igual si la puerta les hubiese conducido al antiguo Egipto, o si la puerta les hubiese llevado a algún lugar secreto de la Tierra. Que les lleve al otro lugar del universo no aporta nada, porque lo que encuentran es un duplicado prácticamente exacto del planeta Tierra.
Y por supuesto no podía faltar la historia romántica con el pivón de turno, el valor familiar (En este caso en un padre trastornado que ha perdido a su hijo y encuentra consuelo en un chaval de otro planeta) y el malo malísimo y muy poderoso al que se vence al final sin demasiada dificultad, solo esperando a que mire para otro lado.