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España España · Barcelona
Voto de Ochentero:
6
Comedia Escritor que no publica, escultor que no expone, cineasta que no hace películas... aficionado de todo y profesional de nada, vive en una buhardilla que compendía todo su rollo. Frente al escándalo de sus familiares, su hija, que vive con él, es la única que lo comprende. Un productor cinematográfico al que bombardea con una sinopsis diaria, a cual más extravagante, le reprocha su fantasía y le reta a que durante 24 horas observe ... [+]
24 de mayo de 2022
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Un genio en apuros" es una película que no aporta nada. Es, en el plano técnico y de guión, lo que todos conocemos como una mala película, una chorrada, un sinsentido.

Pero para mí tiene un valor en cómo refleja a la perfección lo que eramos en el año de su rodaje, 1983.

En su ambientación, se puede ver aquella Barcelona de principios de los 80, una ciudad bastante humilde económicamente, en una época donde las cosas se construían de una forma un tanto tosca y sencilla, llena de conglomerados contrachapados, hierro cromado forjado y circular y mucha moqueta. Igual que esta película, de presupuesto mínimo y dedicado sobretodo a contratar a multitud de actores amigos del director.

Todo en esta película respira aquel ambiente sencillo, visto hoy desde una sociedad sobresofisticada donde no nos conformamos con menos que con cosas de excelente acabado (Y que a menudo despreciamos). Cuando lo veo, no puedo evitar tener la sensación de que fue una época en que importaba mucho más el fondo que la forma, dando un ambiente resultón, suficiente para pasar un buen rato.

En el guión también vemos la época: Un humor extremadamente infantil, que bien podría verlo toda la familia junta pues pasaría perfectamente como película para niños de 10 años.

Un argumento estandar: mafiosos, una pobre niña, enredos con personajes secundarios variopintos y extravagantes y situaciones imposible. Tan imposibles que incluso el personaje de Eugenio traspasa en un momento determinado la cuarta pared para avisar al espectador que si le ha parecido difícil de creer todo lo que ha visto hasta el momento, que espere a la siguiente escena (Donde efectivamente lo que ocurre muestra lo poco en serio que se toma la película a si misma).

Y ahí es donde tenemos el otro encanto de la película: Nuestro querido Eugenio, que tantas veces nos hizo reir, en una película simpática que, si bien no aporta nada, no hace daño y permite pasar un rato viendo cómo eramos y lo mucho que hemos cambiado. Es perfecta para irse a dormir.

Hoy somos mucho más sofisticados y tenemos unos productos materiales de calidades excelentes (al menos en apariencia)... pero por el camino, nos hemos dejado una sociedad menos histérica y exigente que la actual.
Ochentero
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