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Intriga. Drama
En Nueva York, un hombre ha desaparecido sin dejar rastro. Klute (Donald Sutherland), un policía íntimo amigo suyo, encuentra una pista en las cartas que aquél le escribía a una prostituta llamada Bree (Jane Fonda). Va a verla para interrogarla, y surge entre ellos una apasionada relación amorosa. Mientras Klute prosigue sus investigaciones en los bajos fondos, empiezan a aparecer prostitutas asesinadas; entonces le asalta la sospecha ... [+]
4 de septiembre de 2008
40 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segundo largometraje de Pakula y su primer éxito. Escrito por Andy y Dave Lewis, está impregnado del espíritu de inseguridad y desconfianza que en el momento del rodaje, y en los inmediatamente anteriores y posteriores, vivía la sociedad norteamericana, a raíz de la Guerra de Vietnam (1965-75) y los hechos que culminaron en el caso Watergate. Se rueda en exteriores de NYC y en los Filmways Studios (NYC). Nominado a 2 Oscar, gana uno (actriz, Fonda). Producido por Alan J. Pakula para la Warner, se proyecta en público en "première" el 23-VI-1971 (MYC).
La acción dramática tiene lugar en Pensilvania y en NYC en 1970/71. El ingeniero Tom Gruneman (Mili), honrado padre de familia, desaparece sin dejar rastro. Seis meses después, ante los resultados negativos de la investigación policial, el modesto detective John Klute (Sutherland), amigo del desaparecido, emprende una investigación por encargo del influyente industrial Peter Cable (Cioffi). Para ello entra en contacto con Bree Daniels (Fonda), prostituta de NYC, a la que iba dirigida una extraña carta que la víctima guardaba en su escritorio. Klute es honrado e incorruptible. Bree es solitaria, desconfiada, contradictoria y sensible. Trabaja como prostituta, es honrada e íntegra.
El film suma drama, misterio, romance y thriller. Forma parte del nuevo cine negro americano que emerge en los primeros 70 y del que son muestra obras tan conocidas como "El padrino" (1972). El suspense policiaco se resuelve con cierta rapidez gracias a la identificación del responsable del caso y de sus móviles secretos. Sobresale la exploración de la personalidad de la protagonista, el análisis de la dinámica de las interrelaciones que se establecen entre ella y John Klute y el retrato, detallado y conmovedor, que se compone de la protagonista.
Bree es tierna y sensible, aunque lo oculta tras una máscara de dureza destinada a defenderse de la mentira y el egoísmo de los hombres. Se comporta de modo distante y frío, porque quiere mantener el control de su vida frente a los obstáculos que le pone una sociedad machista y hostil. En su relación profesional con los hombres lucha por ser la dueña de las situaciones. Para ello se sirve de la iniciativa, la capacidad de anticipación, el ingenio y la fuerza psicológica. Se enfrenta a su condición de víctima de los hombres, desplegando coraje, espíritu de lucha, sentido de la dignidad y una pertinente voluntad de afirmación personal. Lucidez, consciencia y sinceridad alimentan en ella un mundo interior complejo y rico, del que extrae motivos para luchar contra las inseguridades que percibe y la desconfianza que siente. Sabe que sus recursos personales son limitados y que los retos que ha de superar son grandes. Por ello busca y acepta el consejo y el apoyo de profesionales (la psiquiatra) y amigos (Klute). Bree tiene personalidad y una gran sensibilidad, pero se ha acostumbrado a vivir agazapada en si misma, atrincherada en su interior y oculta tras sus máscaras.
La acción dramática tiene lugar en Pensilvania y en NYC en 1970/71. El ingeniero Tom Gruneman (Mili), honrado padre de familia, desaparece sin dejar rastro. Seis meses después, ante los resultados negativos de la investigación policial, el modesto detective John Klute (Sutherland), amigo del desaparecido, emprende una investigación por encargo del influyente industrial Peter Cable (Cioffi). Para ello entra en contacto con Bree Daniels (Fonda), prostituta de NYC, a la que iba dirigida una extraña carta que la víctima guardaba en su escritorio. Klute es honrado e incorruptible. Bree es solitaria, desconfiada, contradictoria y sensible. Trabaja como prostituta, es honrada e íntegra.
El film suma drama, misterio, romance y thriller. Forma parte del nuevo cine negro americano que emerge en los primeros 70 y del que son muestra obras tan conocidas como "El padrino" (1972). El suspense policiaco se resuelve con cierta rapidez gracias a la identificación del responsable del caso y de sus móviles secretos. Sobresale la exploración de la personalidad de la protagonista, el análisis de la dinámica de las interrelaciones que se establecen entre ella y John Klute y el retrato, detallado y conmovedor, que se compone de la protagonista.
Bree es tierna y sensible, aunque lo oculta tras una máscara de dureza destinada a defenderse de la mentira y el egoísmo de los hombres. Se comporta de modo distante y frío, porque quiere mantener el control de su vida frente a los obstáculos que le pone una sociedad machista y hostil. En su relación profesional con los hombres lucha por ser la dueña de las situaciones. Para ello se sirve de la iniciativa, la capacidad de anticipación, el ingenio y la fuerza psicológica. Se enfrenta a su condición de víctima de los hombres, desplegando coraje, espíritu de lucha, sentido de la dignidad y una pertinente voluntad de afirmación personal. Lucidez, consciencia y sinceridad alimentan en ella un mundo interior complejo y rico, del que extrae motivos para luchar contra las inseguridades que percibe y la desconfianza que siente. Sabe que sus recursos personales son limitados y que los retos que ha de superar son grandes. Por ello busca y acepta el consejo y el apoyo de profesionales (la psiquiatra) y amigos (Klute). Bree tiene personalidad y una gran sensibilidad, pero se ha acostumbrado a vivir agazapada en si misma, atrincherada en su interior y oculta tras sus máscaras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Aparentemente solitaria, indiferente y distante, puede cambiar mucho si descubre en su camino motivos de confianza y seguridad que le proporcionen apoyo desinteresado, compañía y afecto.
La obra forma parte de la llamada trilogía de la paranoia de Pakula, junto a "El último testigo" (1974) y "Todos los hombres del presidente" (1976), según algunos las tres mejores realizaciones del autor. La cinta exhibe una excelente ambientación, crea una atmósfera absorbente que trasmite sentimientos de inseguridad e indefensión y luce una puesta en escena precisa y rigurosa, de intenso sabor clásico.
La música, de Michael Small ("El último testigo"), suma estilos tan variados como blues, rock, música disco, melodías hindús y composiciones minimalistas (créditos). El estribillo melódico es un emotivo tema de amor. El momento culminante se da cuando la música se torna cadenciosa y sensual para acompañar a Bree, fastuosamente vestida, camino de la residencia de un cliente al que ha de embrujar con fantasías eróticas. No constan los títulos de los cortes de la partitura. La fotografía, de Gordon Willis ("El padrino"), en color y scope, es oscura, crea magníficos juegos de negros y construye composiciones de extraordinario dibujo, gran fuerza e inusual belleza plástica. Gran interpretación de Fonda. El film es un interesante testimonio de su época.
La obra forma parte de la llamada trilogía de la paranoia de Pakula, junto a "El último testigo" (1974) y "Todos los hombres del presidente" (1976), según algunos las tres mejores realizaciones del autor. La cinta exhibe una excelente ambientación, crea una atmósfera absorbente que trasmite sentimientos de inseguridad e indefensión y luce una puesta en escena precisa y rigurosa, de intenso sabor clásico.
La música, de Michael Small ("El último testigo"), suma estilos tan variados como blues, rock, música disco, melodías hindús y composiciones minimalistas (créditos). El estribillo melódico es un emotivo tema de amor. El momento culminante se da cuando la música se torna cadenciosa y sensual para acompañar a Bree, fastuosamente vestida, camino de la residencia de un cliente al que ha de embrujar con fantasías eróticas. No constan los títulos de los cortes de la partitura. La fotografía, de Gordon Willis ("El padrino"), en color y scope, es oscura, crea magníficos juegos de negros y construye composiciones de extraordinario dibujo, gran fuerza e inusual belleza plástica. Gran interpretación de Fonda. El film es un interesante testimonio de su época.