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Voto de Labrego da Sebe:
3
Bélico. Aventuras. Acción. Drama China, finales de la Dinastía Han (208 d.C.). Tras una larga guerra civil, el temible Primer Ministro Cao Cao consigue que el veleidoso Emperador Han le declare la guerra a los reinos de Xu y Wu con el fin de unificar China. Su ejército ataca y derrota al recién creado Reino de Xu, gobernado por el benevolente Liu Bei. Los ciudadanos de Xu huyen bajo la protección de las tropas de Liu Bei y de sus dos generales de mayor rango (y ... [+]
2 de abril de 2010
12 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
No he leído el Romance de los Tres Reinos. De modo que juzgaré sólo la película en cuanto tal. No por ello deja de ser un reclamo el resultado de semejante superproducción Oriental. De manera que con los últimos euros que quedan en mi bolsillo pago el derecho a una butaca.
Nada más empezar el filme nos regalan las primeras escenas de acción. Son bastante dinámicas, y aprovechan para ir presentándonos “en su elemento” a algunos de los protagonistas, y que de paso nos servirá en adelante para identificar a los bandos.
Según avanza el metraje, se nos van presentando diversos personajes que completarán la panoplia. Rápidamente nos asalta una sospecha; el desarrollo de los personajes, y las relaciones entre ellos, es mínimo. Sin duda, parte de la tara se debe al “pelao” que le han dado a la versión Occidental. Además, lo que queremos es violencia; ¿a Santo de qué perfilar los personajes? En todo caso, que la caracterización sea en la batalla (lo cual sería bastante interesante, por cierto). Mas rápidamente regresa la sospecha; en la batalla tampoco. Los guerreros no tienen ninguna clase especial de caracterización, amén de los saltos y movimientos imposibles, comunes a todos ellos, que quizá pretendan darle “colorido” épico a la historia. Porque, a estas alturas, la epopeya reluce sólo en la voluntad de Poder de tan abrumador despliegue militar.
Pero no nos engañemos; para hacer una película Épica es necesario que los personajes tengan algo de profundidad, o mejor, algo de altura (al modo de Odiseo), y ninguno de los personajes termina de despegar (acaso el embajador de Liu Ben, armado de astucia, sea el más conseguido, aún y todo por los pelos). Se hecha en falta, por otra parte, algún plano de lucha aéreo, o al menos más general, aprovechando la cantidad de extras utilizados, pues se terminan repitiendo invariablemente. Al respecto, parece que John Woo desconoce a Bloody Peckinpah o a Sergei Bondarchuk.
Sucede que la película avanza y se convierte en una mera sucesión (excesiva) de argucias estratégicas, sin un argumento sólido: esto es, causalidad, como cabe esperar de un relato. Todo se convierte en contingencia accesoria.
En cuanto al guión, queda clara su mala factura, rozando el ridículo en ocasiones y empeorado por el doblaje. Así, antes de la batalla decisiva, a propósito de los avatares climáticos, el embajador de Liu Ben asegura “El aire cambiará de orientación a la una, me lo acaban de confirmar”. En efecto, ha recibido la llamada de Pemán, quien le ha facilitado los datos obtenidos por MeteoSat.
Por lo demás, y como cabría esperar, fotografía e iluminación son apartados impecables, así como el vestuario y la producción, de gran sentido estético y muy bien conseguidas.
Conclusión; el resultado no es esencialmente diferente a las (en este caso, peores) superproducciones Occidentales. Mucha producción, como bien reza la publicidad. Y nada más. Superficie plana cual acantilado romo. La próxima vez me lo gastaré en vinate rojo.
Labrego da Sebe
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