Siempre me queda una sensación ambigua con este tipo de peliculas, que representan casi situaciones cotidianas. Y si uno va por la vida, seguramente es mas facil que me encuentre a tipos maduros como estos dos, mas que Morgan Freeman o Jack Nicholson diciendo discursos contundentes y tomando acciones extremas como en "The Bucket List". Pero tambien es cierto, que para ver escenas comunes y bien reales, salgo a la puerta de mi casa, pongo una filmadora y listo. Uno cuando va al cine quiere ver cine, quiere ver cosas que te sorprendan, que te conmuevan, frases que te impacten. Sobre eso no tengo dudas.
Entonces ¿como tratar este tipo de peliculas? En la Argentina, se han dado varios ejemplos de esta forma de filmar. Un claro ejemplo fue "Historias Minimas" de Carlos Sorin, donde presentaba una serie de anecdotas, con un par de actores profesionales y el resto amateurs. Existen otros bodrios infumables como "Mundo Grua", donde solo me mostraba la vida diaria de un casi desocupado sin ningun otro agregado, y otras apenas simpaticas, como "El asadito", de charlas de un grupo de amigos con un muy minimo hilo conductor de trama. Y a nivel internacional, la para mi fallida "Boyhood" (con el agregado experimental de haber filmado la evolucion real de los personajes, pero que hacia que esto no fuera mas que un dato de color). Son generalmente peliculas realistas ciento por ciento, pero con muy poco que las haga resaltar de lo que vemos diariamente en nuestras vidas.
Es por eso que, para calificarlas, me parece que se debe tener en cuenta como se lleva el relato, y que sabor de boca nos deja al final. Y es ahi, donde esta película termina aprobando con lo justo. Nos deja una sensacion similar a haber pasado una buena tarde con nuestros padres o abuelos, ya sea en la plaza, en el club o en la casa de fin de semana. No esas tardes que recordaremos por siempre, memorables de por vida. Pero si de esas que nos daran ganas de hacerlo de vuelta otra vez.