Es demasiado británica, los personajes se expresa como lo harían los británicos y norteamericanos, no los soviéticos. De paso es muy despareja, al principio parece una farsa y luego se va tornado cada vez más seria, está bien que todas las dictaduras son grotescas y están llenas de momentos tragicómicos pero hay que saberlo manejar, encontrar un tono y esta película no lo hace, además llega un momento en que comete el peor de tomarse en serio a sí misma, de paso escuchar todo el tiempo expresiones coloquiales británicas hace que se vuelva completamente inverosímil. Igual tiene algún que otro momento hilarante, sobre todo cuando muestran la alcahuetería y contradicciones de todo el comité.
Tiene momentos bien documentados, se sabe por las biografías de los diferentes invitados de los bacanales de Stalin, de las bromas que este hacia, también de sus chistes y la aflicción por el cine norteamericano, creo que lo más fiel a la realidad fue eso.
La descripción del comité no sé, se sabe que Beria era un sádico pero por lo que dice el resto de él, obvio o debía ser ningún santo, pero los demás tampoco, todos fueron cómplices de Stalin.
Entretenida, no hay que verla como una reconstrucción histórica porque no lo es sino como una comedia de humor negro, se disfruta más así.