Realmente tenía ganas de verla, tras haber leído alguna de las divertidísimas críticas de esta película no se pierdan la de Big Dabi).

Y debo decir que me he reído mucho, esperando con ganas las escenas descritas en la crítica: el enano c***ón escondiéndose tras el chino, la madre loca que se saca la pistola de donde no la hay...

Sin embargo, debo decir que tampoco la he visto tan pésima como para un 1-2 en Filmaffinity. Siempre que no te tomes muy en serio el tufo moralizante que desprende, cumple su función de pasar un rato de domingo entretenido.

La cosa va de que (al parecer como inicio a la trompetada del Apocalipsis) millones de personas son abducidas, secuestradas o "arrebatadas" (como prefieren decir ellos) por Dios para, según parece, ahorrase la amargura de los últimos tiempos.

Desaparecen todos los niños y los estudiosos de la Biblia. Ahí, ciertamente, chirría un poco porque, aunque la película no lo dice expresamente, la tarjeta VIP para ir al mostrador de San Pedro sin pasar por las agonías de las langostas, el ajenjo, los Cuatro Jinetes y todo eso no se concede a los súbditos (sí, no es un error) de otras religiones. Sólo a los Estudiosos de la Biblia. Estudias el Corán, a pasar calor y probar tridente en el trasero.

En cambio, parece que se lleva a TODOS los niños del mundo (de todos los colores y religiones a la brava, sin pedir permiso ni nada); esto, aparte de canallesco por lo que supone de sufrimiento añadido para los padres, me parece personalmente poco atinado; fijo que usted, amigo lector recuerda pequeños HdP, semidelincuentes y macarrillas, que en el colegio y en el barrio le hicieron la vida imposible y que resulta IMPOSIBLE que ni el Dios más permisivo pudiera hacerles colar en el cielo.

Hay otros detalles que, si lo piensas un poco, también chocan: los abducidos se dejan aquí sus posesiones terrenales, ropas incluidas. Puedo comprenderlo porque parece que en el cielo no se pasa mucho frío ni calor, y estoy dispuesto a aceptar que los abducidos dejen de tener inmediatamente deseo sexual, y así evitar que la antes citada cola ante el mostrador de San Pedro se transforme en una sugerente escena de confusión y espanto, con todos los meapilas y estudiosos de la Biblia en pelotas.

Pero resulta que, cuando Nicholas Cage, o su hija, u otros no aptos para el traslado, rebuscan en las ropas que han dejado aquí los secuestrados, creo que no aparecen ropas interiores.

Lo que me lleva a pensar que, o todos los abducidos iban a lo "comando", o la ya famosa escena ante el mostrador de San Pedro será más extraña de lo ya imaginado, con todos en gayumbos, bragas y sostenes. Todo sea por no dejar en ridículo a los meapilas mostrando algún gayumbo con palomino.

Dicho esto, la película tiene errores de bulto, como fallos de montaje (Nueva York está intacta justo antes del aterrizaje, en llamas quince minutos después); el final es muy muy inverosímil y Nicholas Cage hace un papel aplanado, apático, como pasota, pero, aún así, puede pasar para un ratillo