La vida de un locutor informal cuya popularidad se hunde, la pérdida de la fama es determinante para caer en la soledad, pero un alocado discurso dispara las audiencias y aquí entra el tema principal, el manejo de los medios para recaudar dólares de todo tipo, la especulación se escribe con mayúsculas en esta ácida y por momentos surrealista trama que se remezcla con la futura serie de los guerrilleros para tratar la moral y la ira del pueblo americano, qué es lo que les ofrecen y qué es lo que quieren ver y escuchar.

La economía de la televisión y la contracultura se cogen de la mano hasta llegar a los peces gordos en una historia demasiado densa y con un estilo a veces náuseabundo de hipocresia, reflejada en la historia de amor, un choque de generaciones que es lo más destacable, luego hay todo un carrusel de negociaciones que llegan a estresar, pero nunca llega a los estados psicológicos reales de los personajes con contundencia, habla de éxito y locura, pero no de ansiedad o depresión, y es que se trata más de un simbolismo que de conretar, es una sátira sobre monstruos de circo y escándalos extrapolable al día de hoy, el poder que tienen sobre un mundo desorientado