El que diga que en el cine no todo está visto que venga y me lo explique. El que critique esta película porque se parece a otra realizada anteriormente no tiene mucho criterio para criticar. Parece ser que a esta película le ha tocado ser comparada con la saga Bourne y es lo que hay. Pues yo, qué queréis que os diga, no me quejo de que el argumento esté mil veces visto, siempre que dicho argumento no deje de entretenerme y esta película entretiene, por lo menos a mí si. Me da exactamente igual que el Sr. Denzel Washington ( merecidísmo premio Donosti en el festiva de San Sebastián de este año por su enorme carrera ) repita por vigésima vez su papel si lo sigue haciendo tan maravillosamente bien como él lo hace. No me canso de este actor al igual que de Morgan Freeman, sólo por disfrutarles seguiré viendo sus películas año tras año. Aquí Washington es también parte de la producción y el que, finalmente, apostaría y defendería al director sueco Daniel Espinosa para que se pusiera tras las cámaras y diera a luz esta película, ya que Espinosa no era querido por la productora con la que tenía diferencias creativas. Washington le dio su apoyo y aquí tenemos el resultado final, más que aceptable. Junto a Denzel, un actor que empieza a ser todoterreno en esto del cine, un Ryan Reynolds que a mí siempre me ha gustado y que consigue darle una buena réplica al veterano actor. El ex de Scarlett Johansson también cumple en las escenas más físicas. La película fue pensada para rodarse en las favelas de Rio de Janeiro, pero finalmente la productora decidiría trasladar la acción a la ciudad sudafricana de Ciudad del Cabo, ya que la ciudad carioca no les ofrecía mucha seguridad. Junto a los dos actores principales, disfrutamos de secundarios de la talla de Brendan Gleeson, Sam Shepard o Vera Farmiga, de los que una se queda con ganas de más, ya que son estupendos profesionales.