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España España · León
Voto de jvalle:
8
Fantástico. Aventuras. Acción Precuela de la trilogía "El Señor de los Anillos", obra de J.R.R. Tolkien. En compañía del mago Gandalf y de trece enanos, el hobbit Bilbo Bolsón emprende un viaje a través del país de los elfos y los bosques de los trolls, desde las mazmorras de los orcos hasta la Montaña Solitaria, donde el dragón Smaug esconde el tesoro de los Enanos. Finalmente, en las profundidades de la Tierra, encuentra el Anillo Único, hipnótico objeto que será ... [+]
24 de enero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Peter Jackson anunció que él mismo sería el encargado de dirigir la esperada adaptación de ‘El Hobbit’ (también sonó Guillermo del Toro), muchos empezaron a frotarse las manos ante lo que parecía destinado a convertirse en un nuevo éxito tanto en taquilla como en crítica. El recuerdo de ‘El señor de los anillos’ que emocionó y quedó grabado en la memoria de más de medio mundo invitaba a creer que su precuela no podía estar en mejores manos. Jackson, que recibió premios y reconocimientos por parte de casi todas las asociaciones de críticos y académicos y se convirtió en un ídolo para los fans de la obra de Tolkien, se embaucó en la ambiciosa y difícil tarea de igualar, no digamos ya de superar, el altísimo nivel que mantuvo en su trilogía. En este sentido, su fracaso no puede haber sido más estrepitoso.

‘El Hobbit’ sitúa la acción sesenta años antes de los hechos narrados en ‘El señor de los anillos’. Bilbo Bolsón disfruta de una vida tranquila y ausente de grandes sobresaltos en la Comarca hasta que el mago Gandalf, acompañado por trece enanos capitaneados por Thorin Escudo de Roble, le convence para emprender una aventura: recuperar el viejo reino de Erebor, arrebatado por el dragón Smaug a los enanos.

Motivado claramente por razones económicas y por su amor al libro, Peter Jackson y la productora tomaron la decisión de dividir una historia de apenas 300 páginas en tres películas. Además, Tolkien la concibió inicialmente como un conjunto de cuentos para sus hijos, de ahí el carácter más infantil y menos dramático de la obra respecto a la trilogía que Tolkien escribió posteriormente, animado por las buenas críticas que recibió. Esto constituye uno de los principales impedimentos para que la película alcance el nivel de sus predecesoras.

En el apartado visual, es innegable la espectacularidad de la que Jackson hace gala en toda la película. El formato de 48 imágenes por segundo, el doble de lo normal, permite una resolución realmente increíble. La preciosa fotografía de Andrew Lesnie, la dirección artística y el maquillaje trabajados hasta el más mínimo detalle de una forma más fantasiosa y recargada que en la trilogía, y la puesta en escena del director, a veces inverosímil (la huida del grupo de la guarida de los trasgos), contribuyen a que ‘El Hobbit’ sea todo un prodigio visual, una de las mejores películas de efectos especiales que se haya podido ver en el cine en los últimos años.

Pero ‘El Hobbit’ se queda en eso, en una película de efectos especiales que carece de alma. El director neocelandés repite y agiganta los pocos errores que cometió en ‘El señor de los anillos’, abandonando el interés por el contenido para centrarse en la forma. Los trucos con los que maravilló a medio mundo aquí ya no funcionan, no sorprenden. Abusa de los planos aéreos, aunque la belleza del paisaje lo agradece; los diálogos no son tan brillantes, exceptuando la mejor escena de la película, el primer encuentro entre Bilbo y Gollum; y la mayoría de los personajes carecen de importancia en la historia, son un simple relleno con el objetivo de relacionar la película con la trilogía (Saruman) o provocar la risa en el público (muchos de los enanos). Solo se salvan de la quema Gandalf, interpretado por un magnífico Ian McKellen que exprime al máximo la pobreza del guión; el líder de los enanos Thorin Escudo de Roble, que sí convence con su tozudez y temperamento, y el protagonista de la función, Bilbo Bolsón. Mientras el papel de Frodo le venía demasiado grande a Elijah Wood, Martin Freeman cumple con creces y sostiene la película.

¿Que si hay que ver ‘El Hobbit’? La respuesta es sí, sí, y sí. Aunque la película carezca de la profundidad dramática y la complejidad de los personajes de sus predecesoras, a las que solo supera a nivel visual, la película consigue sumergirnos en el maravilloso mundo tolkiano y entretener durante sus más de dos horas y media de duración, algo que no pueden decir muchas de las películas que se estrenan todos los años con ese simple objetivo, entretener. Para el espectador que busque solo eso, la cinta le resultará totalmente fascinante. Pero para aquel que busque algo más, no encontrará más que una sucesión de imágenes espectaculares carentes de unidad y de magia. Tras el visionado, uno no podrá quitarse de la cabeza esa sensación de ligera decepción. ‘El Hobbit’ gusta, pero no convence. Y después de haber deleitado durante más de nueve horas de pura magia con ‘El señor de los anillos’, uno se esperaba muchísimo más de Jackson.
jvalle
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