Animado por las críticas tan positivas me dispuse a ver esta peli con curiosidad pero queda aquí reflejado mi rechazo. No es cuestión de delicadeza o esas cosas, sino que la peli no vale nada desde el principio.
Una narración al estilo Amélie por una voz en off, que es la voz del protagonista, sosegada y sensata, que al mismo tiempo contrasta con la absurdez de las escenas que van sucediéndose en la que campan unos personajes de baja estofa del tipo de los comics ochenteros.
De esta forma impresionan por partida doble las actuaciones de ese grupo pordiosero dentro del mundo de la droga.
En realidad no hay originalidad, todo se limita a tonterías y a una violencia sin sentido, absurda y tontorrona, suministrada por estos arquetipos marginales que no aportan novedades y son demasiados clásicos en la forma y en el fondo.
El aspecto humorístico es lamentable, va mezclado con la mierda de los báteres de los bares a los que nos llevan.
En este punto, señalar que la mierda adquiere un protagonismo extraño, desde mi punto de vista repercute de forma totalmente negativa en la calidad del film, no por el color precisamente, tal vez por el gusto, que no debería estar reñido con la calidad, pero por lo demás, supongo que será del agrado de determinado público muy entendido en estas materias.