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Voto de Antonio Morales:
7
Comedia Anselmo, un maestro de escuela es despedido por su afición a hipnotizar a la gente. Sin embargo, la noticia de que ha heredado una gran fortuna en América le consuela y decide emprender un viaje hacia el otro lado del Atlántico. Allí descubre que la famosa herencia es insignificante pero conoce a un vividor que le enseña a utilizar sus dotes de hipnotizador y acaba teniendo un gran éxito. Convertido en millonario, regresa a su pueblo. (FILMAFFINITY) [+]
30 de agosto de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es lo que me producido esta modesta y desternillante comedia costumbrista, dirigida por Sáenz de Heredia al que se le suele asociar con el régimen franquista, pero que también tiene comedias estupendas como “El destino se disculpa” o “Historias de la radio”. Desconocida por la mayoría de los espectadores, “A mí no me mire usted” goza de un argumento disparatado aparentemente de pura evasión sí, pero no es menos cierto que bajo su humor anárquico y absurdo que podría haberlo escrito el mismísimo Grouxo Marx, esconde una loable fábula moral y humana sobre el amor a la enseñanza de un maestro humilde, consciente de sus limitaciones, le gustaría crear un gran centro cultural para los niños de su pueblo y que sueña con amores imposibles de una joven mujer que le admira, sólo como ser humano.

Con un grandioso Valeriano León encarnando a un maestro de escuela rural con poderes hipnóticos. Ha recibido un telegrama de América, reclamándole para hacerse cargo de una herencia recibida de un lejano pariente. Anselmo Carranque (Valeriano León) y (Viriato Garrido) Fernando Fryre de Andrade con sus rostros tan singulares, que el destino unirá conformando perfectamente a dos perdedores, dos pillos sin suerte en la vida, que terminan haciendo un buen negocio gracias a la picaresca en la gran metrópoli. Una buena comedia si nos liberamos de prejuicios ideológicos, para juzgar las obras de cada autor por sus méritos artísticos y no por sus ideas políticas.

La película es, una comedia llena de ternura, de ironía y humor negro, que no elude el realismo social de la época, como tampoco rehúye la mezquindad humana. El rechazo al ser humano singular, el halago interesado del alcalde que primero lo defenestró para luego recibirlo como héroe benefactor por zafios intereses bastardos. La radiografía social de un pueblo que va a recibir a su hijo predilecto, pero que él prefiere llegar sin homenajes ni falsos acontecimientos locales para disfrute de sus hipócritas “fuerzas vivas”. Situaciones delirantes, diálogos ingeniosos y divertidos dejando un sensible poso humano de amargura.
Antonio Morales
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