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Voto de Antonio Morales:
3
Drama Bilbao, años 80. Un Comandante de la Guardia Civil descubre que su hijo Paco de 17 años, que espera que ingrese en la Academia Militar, es heroinómano. Urko, el mejor amigo de Paco e hijo de un dirigente abertzale, también es heroinómano. En un momento dado, Paco huye de casa llevándose una pistola de su padre. Mientras el Comandante inicia la búsqueda de su hijo acompañado del padre de Urko, empieza a descubrir un mundo desconocido y ... [+]
20 de agosto de 2016
7 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El escándalo en el cine, como en cualquier otro campo del arte y la expresión, ha sido una constante, desde el primer beso registrado por una cámara hasta la última prohibición que cualquier censura haya establecido, toda la historia del cine ha estado presidida por el escándalo. Sean motivos sexuales, políticos, sociales, religiosos, morales o de cualquier otro tipo, lo cierto es que por su mismo carácter de espectáculo masivo y de disponibilidad a cualquier punto de vista, el cine era un espacio propicio para la manifestación en forma de rechazo de cualquiera de las hipocresías que caracterizan a toda sociedad.

El escándalo puede ser de dos tipos el imprevisto o no forzado por sus autores, o el creado deliberadamente con ese fin. “El pico” pertenece en mi opinión a este último, pues es una película pretendidamente escandalosa para la época, coyuntural, efectista, calculadamente comercial y populachera que banaliza con trazo grueso temas tan lacerantes y dolorosos como el terrorismo en el País Vasco y el mundo de la droga, desde un argumento maniqueo y esquemático. “El pico” es una película tramposa y excesivamente explícita con el fin de ruborizar a la sociedad de entonces, con los socialistas recién llegados al poder.

Un melodrama sentimental, socio-político, que confunde lo popular con el populismo. No reflexiona sobre temas polémicos, los banaliza de forma simplista y con unos personajes arquetípicos poco creíbles. Para algunos cineastas trabajar bordeando el escándalo se convirtió en una auténtica especialidad, sólo hay que repasar su filmografía y Eloy de la Iglesia fue uno de los más contumaces seguidores. Un cine de tesis, tendenciosamente de izquierdas que presenta unos personajes con poca entidad dramática. (spoiler)

Un film que a día de hoy, ni sorprende, ni escandaliza, ni irrita, pues ha quedado absolutamente olvidado y obsoleto por su endeblez argumental y por la poca pericia de su director en explicitar lo morboso y lo vulgar. Que nada a favor de corriente, demonizando a la Guardia Civil y santificando a los buenos independentistas que, por supuesto, rechazan la violencia, menos mal que, al menos, presentan a un homosexual con dos dedos de lucidez (Quique San Francisco): “esta tierra es de todos los que viven en ella” le espeta al hijo acomplejado del picoleto, junto al entrañable camello “El cojo” (Ovidi Montllor), es lo mejor de este subproducto facilón para conquistar al gran público.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Antonio Morales
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