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Voto de Antonio Morales:
9
Terror Año 1838. En la ciudad de Wisborg viven felices el joven Hutter y su mujer Ellen, hasta que el oscuro agente inmobiliario Knock decide enviar a Hutter a Transilvania para cerrar un negocio con el conde Orlok. Se trata de la venta de una finca de Wisborg, que linda con la casa de Hutter. Durante el largo viaje, Hutter pernocta en una posada, donde ojea un viejo tratado sobre vampiros que encuentra en su habitación. Una vez en el ... [+]
21 de septiembre de 2016
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta extremadamente difícil cuantificar el impacto de un film como “Nosferatu” en el devenir de la historia del cine. Tiene un clima agobiante y mágico, una pesadilla sobre el lado oculto de las cosas, que convierte a la película en el mejor film de vampiros jamás creado, valorando la situación histórica y el precedente creado, sin contar sus vicisitudes que lo convierten meritoriamente en un clásico. Rodada en escenarios naturales huyendo de decorados teatrales, la naturaleza está viva pero dominada por las fuerzas oscuras.

El proyecto de “Nosferatu, eine Synphonie des Grauens” había nacido ya tocado de muerte. ¿El motivo? Para no pagar los derechos de autor por la adaptación de la novela de Stoker, los responsables del film decidieron cambiar el nombre de los protagonistas, trasladando también la ubicación de la historia. Fue inútil: el film no sólo disgustó a crítica y público, sino que también provocó que la viuda del autor de “Drácula” demandara (con éxito) a los productores por plagio. Para colmo los jueces ordenaron destruir todas las copias existentes del film. Por fortuna las copias de “Nosferatu” habían comenzado a distribuirse en el extranjero, lo que la salvó del olvido más despiadado.

Qué ajeno debía estar el maestro expresionista Murnau cuando se embarcó en el rodaje de la historia de un no-muerto que se alimenta de sangre humana. Murnau utilizó cuantos medios se le ocurrieron para potenciar la vertiente más oscura y aterradora del film, como el uso de película negativa, las tomas “one turn – one picture” (con las que creó el efecto de que la historia avanzaba a saltos) o el empleo dramático de la iluminación, con una magnífica fotografía de Fritz Wagner, mucho cuidado con las comparaciones en este tipo de film, porque hablamos de 1922 y valorando los medios técnicos de la época.

Por otro lado, y a pesar de la demanda, el Drácula de Murnau difiere sensiblemente del creado por Stoker. Así, el físico de Nosferatu (para mí, la mejor encarnación de la corrupción humana jamás conseguida en la gran pantalla) nada tiene que ver con las amaneradas, distinguidas y decadentes maneras del personaje del escritor irlandés. Y tampoco el final de ambas historias guarda ningún parecido, probablemente porque el guionista de la cinta, Henrik Galeen, quiso impregnar su trabajo de un halo romántico muy del gusto de la Europa de la época, cargando las tintas en el poder sobrenatural del amor. La película provoca miedo pero no físico sino anímico avivando oscuros terrores atávicos.

Otro aspecto curioso del film es el de la identidad del actor que la protagonizó. Cuenta la leyenda que el inquietante Max Schereck era un auténtico vampiro, que no fue el único que se escondió tras el maquillaje de Nosferatu, una caracterización que pudo llegar a ocultar el rostro del propio Murnau. ¿Quién sabe? En el año 2000 el director E. Elias Merhige realizó una interesante película donde se recreaba el rodaje de “Nosferatu”, Willem Dafoe encarnaba al vampiro y John Malkovich a Murnau. “Nosferatu” ha pasado a la historia como el vampiro por antonomasia, el monstruo que respira por su sombra, el espectro lujurioso, el astuto, el insatisfecho, el maligno y siempre sediento Nosferatu, la bestia más cruel y aterradora.
Antonio Morales
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