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Voto de Antonio Morales:
8
Drama. Thriller Año 2009, en el cuerno de África. En aguas internacionales a 145 millas de la costa de Somalia, el buque carguero “Maersk Alabama”, al mando del capitán de la marina mercante estadounidense Richard Phillips (Tom Hanks), fue abordado y retenido por piratas somalíes, siendo el primer barco norteamericano secuestrado en los últimos doscientos años. (FILMAFFINITY)
4 de diciembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paul Greengras adapta un hecho real, la terrible experiencia de un capitán de un barco (Maersk Alabama) mercante americano frente a Somalia, secuestrándolo a cambio de un rescate. Demostrándonos su virtuosismo formal a la hora de mostrar la acción y el drama humano más desgarrador en un thriller electrizante. “Hay que ser fuerte para sobrevivir”, lo dice el propio Richard Phillips (Tom Hanks en uno de sus mejores papeles) a su esposa mientras se dirige a trasladarse al barco que capitanea y que navega por peligrosas aguas. Greengrass se muestra valiente a la hora de abordar dramas contemporáneos, aunque con desigual suerte, procedente del documental y la televisión británica es uno de los cronistas más inspirado del cine actual. Este film es de sus mejores, centrándose más que en la denuncia, en el drama humano que le hace ganar intensidad emocional.

Se trata de una travesía que se convierte en pesadilla, su brío narrativo está presente desde la salida del buque, sus dinámicas cotidianas con la tripulación, ese realismo da paso a una subida paulatina de la tensión desde el primer intento de abordaje por los piratas. Y ya no habrá descanso para el espectador, arrastrado por la tensión constante entre la tripulación, el capitán y los piratas, gracias a los elementos argumentales más insospechados, sus atinados diálogos que muestran las circunstancias personales de todos ellos, partiendo de un gran trabajo de dirección y montaje de precisión milimétrica, manejando a la perfección los tiempos, mostrando su virtuosismo a la hora de filmar las acciones paralelas. Creando una tensión creciente que queda retenida en esa catarsis emocional que sufre Phillips ante tanta violencia desatada, rodada de forma muy física y visceral, manejando la cámara de manera febril, generando ansiedad, desasosiego y angustia.

Y es que, en mi opinión, hay dos formas de encarar los problemas en la vida: afrontándolos con todos los medios posibles, desde la razón moral, incluyendo valor y decisión, o asumiendo la derrota, la cobardía y la sumisión desde el principio del problema, esperando que los resuelvan otros. Este lema se puede aplicar perfectamente al film que comento: la piratería en el cuerno de África por parte de los señores de la guerra somalíes. Hubo países que no estaban dispuestos a amilanarse ante el secuestro y la extorsión, como esos yanquis que ponen en marcha su ejército al servicio del rescate de sus ciudadanos, mientras los españoles presumíamos de solucionarlo apresurándonos a pagar escrupulosamente a los villanos (por el secuestro del “Playa de Bakio” y el “Alakrana”), sucumbiendo fácilmente al capricho del chantajista, que supone la victoria moral y que serviría para seguir alimentando económicamente a los piratas para proseguir en su impunidad.

Y es que mientras los americanos se hacían de respetar defendiendo a sus barcos, NO PAGANDO NUNCA, los españoles estábamos más preocupados por la alianza de civilizaciones y mandando el mensaje a los filibusteros de Somalia (país quebrado por el yihadismo), de que nosotros cedemos porque somos “tolerantes y ricos”. Y no es que yo desprecie los derechos a pescar en sus aguas los somalíes, reivindicando no esquilmar sus aguas delimitadas, lo que no se puede hacer es atacar a todo barco mercante que cruce la zona. Después de lo sucedido, si yo fuera un pirata somalí, no tendría ninguna duda a la hora de secuestrar un barco, sería cualquiera menos el que luce una bandera de barras y estrellas, porque esa gente tiene principios, valores y determinación, y eso es un mal negocio para los piratas que secuestran a civiles indefensos.
Antonio Morales
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