Ron Howard es un director polifacético y comercial, y lo que es más extraño, con talento. APOLO 13, UNA MENTE MARAVILLOSA, CINDERELLA MAN, EL DESAFIO: FROST CONTRA NIXON y RUSH las disfrutamos mucho porque eran historias muy bien contadas y con elencos actorales realmente de alcurnia. EN EL CORAZON DEL MAR es preciosista y epidérmica a la vez, un viaje al pasado en la época en que estaba de moda la cacería de las ballenas en las primeras décadas del siglo XIX. La historia de una rivalidad entre navegantes teniendo como trasfondo la presencia de una ballena vengativa si bien es atractivo no logró seducirnos como lo esperábamos. Y es que la película se vuelve predecible y sin giros sorpresivos por los cuales uno espera a cada instante mientras la historia va avanzando, y muriendo. ¿Será que de tanto ver películas de naufragio ya no existen sorpresas que valgan? La historia de cómo se “elaboró” MOBY DICK con la presencia de su autor en la película: Herman Melville, es sólo un pequeño homenaje a éste, que en mi caso particular, me hizo descubrir que la ballena MOBY DICK fue en realidad un cachalote inmenso, y hasta depredador de humanos, algo en que lo se pudo haber ahondado aún más, y no se hizo. Ron Howard, se quedó en lo estrictamente documental de la historia del “Essex” mientras que Melville sí ahondó en la psicología de los marineros enfrentados a una fuerza de la naturaleza destructiva y omnipotente. La ballena blanca como alegoría de Dios y los humanos como pecadores obstinados. Al final hay la lección de moralina muy característica de su director: la integridad de sus protagonistas ante los manejos de los consorcios y empresas que anteponen sus intereses a la verdad de los hechos. EN EL CORAZON DEL MAR es entretenimiento mayestático, qué duda cabe, sólo que el asumir riesgos no es precisamente el fuerte del bueno de Howard.