Fui a ver The Wal porque ese 6.9 de calificación parcial de los espectadores me impactó y por su director, Robert Zemeckis, que es el mismo de la mítica Forrest Gump y de la saga de Volver al Futuro que en nuestra juventud llegamos a disfrutar mucho. No obstante, luego de verla no era lo que yo esperaba. Para comenzar el actor Joseph Gordon-Levitt no me gustó. Creo que sobreactúa y que su encanto es falso, además de que el estilo narrativo contado en primera persona entre un pésimo francés y un amañado ingles no es convincente. Más allá de justificaciones, en definitiva, no me gustó su performance. Luego, encontré la película lineal y tediosa, nada de suspenso siendo lo que presenta de un total y absoluto suspenso. Es más, hasta uno llega a pensar que debió haberse matado en el intento y no dormir en el cable como si se tratara de una cómoda cama. El cine tergiversa la realidad como ningún otro medio de expresión. Claro que por momentos nos arropó la angustia de éste suicida disfrazado de artista a favor de la vida en su intento de traspasar sin ninguna red de seguridad las imponentes torres del Trade World Center. Sólo eso. Zemeckis no ahonda en la psicología del artista/suicida, al contrario, lo presenta epidérmico y sin sustancia algo que contrasta con su imponente hazaña. Lo bueno del cine es que te ofrece una propuesta abierta a los más variados gustos. Hay películas sobrevaloradas que uno no disfruta como esperó, y al revés, obras mediocres de acuerdo a la opinión de la mayoría, que a uno sí le terminan gustando, tal como me ocurrió a mí con las “malas” películas del actor italiano: Franco Nero en el viejo y salvaje Oeste.