He de reconocer que me gustan las estadísticas. En el deporte que he practicado siempre, este modelo estadístico-matemático se ha impuesto desde hace unos cuantos años (proveniente de EEUU, por cierto). Las estadísticas te ayudan a conocer defectos y virtudes, no sólo a la hora de fichar (como se ve en la película) sino de mejorar. Te puede gustar más o menos, pero es lo que hay; y estos modelos han impuesto una nueva metodología de ver y entender el deporte. Eso es una realidad que no podemos dudar y que la película sí que muestra muy bien.

Pero claro, lo que no me cuadra es la idea contra la profesionalización excesiva del deporte, las menitras de los ojeadores y cazatalentos, que los equipos pobres nunca podrán ganar a los ricos y todas esas cosas que a la mayoría de los mortales no nos gusta (y que la película parece reflejar), con la escena donde (por poner un ejemplo) Brat Pitt y su ayudante juegan a la compra venta de jugadores como si de cromos se tratasen.

Eso sí, como todo buen "happy end" yankee, al final de la película se te explica que el rudo de Pitt no renunció a ganar en un equipo pobre, rechazando la oferta de los Boston Red Sox. El final no cuestiona que la revolución que estas dos personas han realizado sigue en la vía de la deshumanización del deporte (donde priva el espectáculo y el negocio por encima del divertimento y la salud). Todo lo que critica el personaje de Pitt será potenciado por el nuevo sistema que ha introducido en la liga.

Por eso esta película no me ha gustado (y tampoco la historia en la vida real). Estoy por ver aún una película yankee que critique el sistema de competición deportiva que se da en su país...pero claro, ahí tocaríamos la madre de las fibrar sensibles....el vil metal!