Sebas, un policía recién llegado, debe infiltrarse como teclista en Los Lolos, un grupo que va a tocar en la boda de la hija de un capo narcotraficante.

Me han gustado dos cosas en ella: Su banda sonora y el ritmo endiablado, que en su "acelere" impide pensar. Y eso está bien, por supuesto.

Esperaba lo que me encontré. Insisto en su narrativa dinámica, el mayor acierto. Vivimos tiempos de inmediatez, y el no pensar se ha convertido en motivación. Por supuesto que una comedia intrascendente y divertida hay que disfrutarla... sin más. Y eso han hecho muchos de quienes han acudido a las salas.

El espectáculo se encuentra en consonancia con el momento estético actual, y la subtrama, una justificación para el género humorístico que nos entrega.

La publicidad creo que la ha vendido bien... Situándola en el número uno durante su estreno el primer fin de semana; con cifras de recaudación rozando o superando los cien mil euros por jornada... lo cual indica el miedo que aún tienen los espectadores, por la situación COVID.

Resumiendo: Una comedia intrascendente fresca y entretenida, para ir al cine a desconectar... ¡¡Que no es poco!! durante este verano, donde no sabemos que va a pasar.