La Vida de Adele fue, en 2013, la película que había que ver. Todos aplaudían este drama basado en una novela gráfica que era absolutamente desgarrador y que contenía las imágenes de sexo explícito más descarnadas sin ser una película X.
Vista por fin, resulta que no es para tanto. La historia de la pelicula es la habitual desde el principio de los tiempos: "chico encuentra chica-chico pierde chica-chico recupera chica", con el matiz lógico de cualquier producción independiente y pretendidamente "moderna": el final no feliz, por lo que en este caso el "chico recupera chica" se convierte en "chico intenta recuperar chica y no lo consigue". Además de eso, claro está, añadimos el hecho de que ahora es "chica encuentra chica", y el chico ya no existe, moviéndonos en una relación lésbica.
Pero ese último punto no debería importarnos en absoluto. Ya nos demostró Ang Lee en "Brokeback Mountain" que una gran historia de amor podía contarse desde el punto de vista gay tal y como si fuese una historia heterosexual, que no importaba en absoluto el sexo de los protagonistas.
Sin embargo, Lee se preocupaba de explicar las dificultades que sus protagonistas encontraban y las trabas que su alrededor más cercano podía ponerles. Kechiche no. Kechiche despacha el primer capítulo de su película con una escena de rechazo de las compañeras de Adele y una insulsa cena con los padres de la misma, donde se oculta su situación. Ni los padres ni sus compañeras vuelven a aparecer en la película. Los disidentes, son olvidados por Kechiche. Es como si el director pensase que mejor no meterse en lios ni problemas y acudir a lo seguro: sexo a raudales.

En la película hay varias secuencias de sexo. Todas ellas largas y explícitas. De ellas la primera es una relación heterosexual y el resto, son lésbicas. Por desgracia toda la valentía -incluso excesiva- que muestra Kechiche filmando lo lésbico se queda en nada cuando filma lo heterosexual. Apenas un microsegundo en el que se ve un pene en erección nos confirma que al menos los actores estaban desnudos. El tópico de siempre, las "cabezas folladoras" y poco más. Poco atrevimiento en Kechiche, si es que él consideraba que era necesario salir del estereotipo, como ha dicho en varias entrevistas para justificar lo explícito de las secuencias de sexo... lésbicas.

Y sin embargo, "La vida de Adele" funciona. A pesar de la enorme duración -excesiva-, a pesar de una protagonista con la que resulta dificil empatizar -deprimida crónica-, a pesar una idealizada Emma a la que cuesta respetar -volcada en su pintura y convertida en una especia de mujer "machista", que tiene a Adele encerrada en la cocina mientras ella lee en la cama-. Funciona quizá porque los sentimientos son reales, porque hay una cierta introspección en la mente de la protagonista más que acertada, y porque Kechiche utiliza resortes bien aprendidos del cine sentimental sin olvidar la pertenencia indie del producto.

Así las cosas, el film, es un buen film. Pero ganar la Palma de Oro en Cannes, o considerarla de lo mejor de las últimas décadas es sobrevalorarla. Y sé que muchos no estarán de acuerdo conmigo... son los riesgos de no subirse al carro en su momento.