La mezcla perfecta entre ternura y horror. Una película sobre la superación de la pérdida. La historia va de un perro solitario que decide armar un robot para llenar su vacío afectivo. Pero su amistad dará un traspié.


La cinta peca de ser alargada en varios tramos, ya que la historia es muy sencilla y hay que llenar vacíos para llegar a la hora y media de duración. Sin embargo, la animación es muy agradable y es fácil empatizar con los protagonistas. Aunque pareciera ser una película infantil, realmente va dirigida a los adultos. A recordar esas personas que algún día fueron importantes.


Una película que te dice al mismo tiempo que la vida puede ser agradable y miserable, y que el encontrarle sentido al absurdo está dentro tuyo.
Nota: 8.5