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Voto de Vivoleyendo:
8
Serie de TV. Acción Serie de TV (2012). 10 episodios. Tras destruir la casa de Léntulo Batiato, Espartaco (Liam McIntyre) huye y recupera la libertad. Pronto es proclamado líder de un grupo de antiguos gladiadores que provocan la Tercera Guerra de los esclavos contra los romanos. Predominio de sexo, sangre, brutales batallas y sobre todo sed de venganza. (FILMAFFINITY)
28 de septiembre de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi todos los dioses suelen compartir unas cuantas características: son muy coléricos, vengativos y celosos.
Las deidades grecorromanas, lejos de dar ejemplo de virtud y sabiduría, eran los entes más caprichosos y veletas del mundo. Poseían todos los defectos humanos multiplicados por dimensiones olímpicas, obviamente, y ningún mortal podía osar siquiera desafiarlos, porque se aventuraba a caer fulminado por el rayo de Júpiter.
Yo diría que en esta temporada de “Spartacus” son tantos los soberbios que pretenden encumbrarse a sí mismos por encima de los mismos dioses, que éstos se cabrean de lo lindo y Júpiter tiene bastante trabajo enviando sus coléricos rayos a la Tierra. Cualquier humano con aires de grandeza corre grave peligro de hincharle las narices a alguna deidad, porque nadie puede competir con los inmortales. Han de ser los primeros en todo.
Tampoco es que los dioses respeten gran cosa a los demás mortales; ni los más sencillos y humildes se libran, pues una de las ventajas de ser un dios romano es que puedes hacer lo que te dé la gana con los frágiles humanos y eso se tiene que subir a la cabeza. Debe de ser muy divertido experimentar con ellos como si fuesen conejillos de indias. Así que cuando un inmortal se aburre le da por juguetear con esas criaturas como el gato que atormenta a sus pequeñas presas antes de devorarlas.
El caso es que los humanos tropiezan cien veces con la misma piedra y no aprenden cuando de ambición, lujuria y otras bajas pasiones se trata. Se vuelven ciegos, voraces, celosos, envidiosos. Siempre quieren más. Mucho más. Ansían verse por encima del resto. Y para ello arrollarán a quien se cruce en su camino.
Ya se visualizan a sí mismos como dioses en la cima del Olimpo, pisando en su prepotencia la cabeza a la inmensa multitud de los que están debajo, y ése es su peor error, creerse al mismo nivel que Júpiter, Juno, Minerva, Venus, Marte, Neptuno o Plutón. Éstos no se lo consentirán.
En “Spartacus: Venganza” hay muchos falsos dioses incitando la cólera divina. Gentuza de alta cuna vestida con ropas elegantes o de baja cuna que codicia riquezas robadas. Pero olvidan que la peor gentuza que hay son los dioses en los que cada cual cree a su egoísta manera, y el castigo será terrible.
Continúan las sangrientas intrigas de los soberbios por el poder, mientras Espartaco y sus seguidores, todavía pocos, empiezan a dar duras dentelladas a la esclavista República. El líder tracio da cada vez más muestras de una prodigiosa capacidad para la estrategia, la ecuanimidad y una obstinación que le impide dejarse vencer por los golpes y la desesperación; siempre parece encontrar soluciones incluso frente a los mayores atolladeros. Quienes lo rodean, hasta los que al principio eran escépticos, lo miran con respeto y creciente asombro, y la fe en la causa por la libertad que él desborda termina por inundar al resto.
Y mientras los veleidosos dioses se divierten a costa de las personas, la fe más fuerte no es la que mueve a creer en ellos, puesto que no son compasivos ni dignos de confianza; la más fuerte es la que mueve a los esclavos a ser libres, a buscar un lugar de paz donde nadie se atribuya el derecho de someter a nadie, a encontrar un hogar donde vivir felices, con las únicas riquezas de tener una familia y amigos con los que compartir lo bueno y lo malo, las pequeñas cosas de cada día, sin más preocupaciones que la dureza que la vida de por sí ofrece sin necesidad de empeorarla con guerras y esclavitud.
Vivoleyendo
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