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Intriga. Thriller
Continuando desde donde lo dejó "Múltiple", "Glass" sigue los pasos de David Dunn (Bruce Willis) en su búsqueda de la figura superhumana de "La Bestia". En la sombra, Elijah Price (Samuel L. Jackson) parece emerger como una figura clave que conoce los secretos de ambos. Secuela de "El protegido" y "Múltiple", de M. Night Shyamalan. (FILMAFFINITY)
29 de julio de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En este peculiar triángulo de hombres con superpoderes (porque, como he señalado en la crítica de “Múltiple”, no cabe ya hablar simplemente de superhéroes), el tercer vértice, pero no menos importante ni mucho menos, es Don Cristal.
Elijah Price ya nos explicó brillantemente en “El protegido” su creencia en que los cómics se basan en la realidad. La eterna lucha entre las fuerzas del bien y del mal tiene numerosos referentes a lo largo de la historia, si bien sus rasgos tienden a exagerarse y mitificarse. De ahí nacen las leyendas. El héroe contra el villano, dos seres que se complementan, el uno en su afán de proteger y el otro en su afán de destruir.
Desde pequeño Elijah desarrolló una obsesión, una idea descabellada. Si nacían personas tan frágiles como él (afectado de osteogénesis imperfecta) también debían nacer personas en el lugar opuesto de la escala. Personas físicamente tan fuertes que fueran prácticamente indestructibles. Pero todo superpoder (ya sea físico o mental) tiene su kriptonita, su punto débil.
Y si ya tenemos un superhéroe (David Dunn, el Protector, cuya debilidad es el agua) y un supervillano (Elijah Price, Don Cristal), ¿dónde cabe un tercer superhombre?
Shyamalan nos plantea un triángulo de fuerzas, donde un vértice representa el bien y los otros dos son encarnaciones del mal. De estas dos representaciones del mal, Don Cristal es el débil de cuerpo. Su superpoder reside en su inteligencia, muy por encima de lo corriente. Sus grandes limitaciones físicas y el dolor con el que convive no merman en absoluto un brillante intelecto al servicio de un único objetivo: descubrir otras personas con superpoderes. Este villano es amoral. Su sufrimiento cotidiano se canaliza hacia una búsqueda implacable, sin importar los medios ni las consecuencias. Quizás por eso es el más peligroso. Está dispuesto a sacrificar a quien sea por su causa.
El otro supervillano, la Horda, es débil de mente, pero ha descubierto todo su potencial físico en su personalidad número 24, la Bestia. Todas sus identidades son su mecanismo de defensa para lidiar con el sufrimiento de una vida rota, y la Bestia es su expresión más vengativa contra los “impuros” (los que nunca han sido seriamente heridos por la vida) y reivindicativa de la “pureza” (el dolor como expresión de una mayor evolución y superioridad).
Elijah Price ya nos explicó brillantemente en “El protegido” su creencia en que los cómics se basan en la realidad. La eterna lucha entre las fuerzas del bien y del mal tiene numerosos referentes a lo largo de la historia, si bien sus rasgos tienden a exagerarse y mitificarse. De ahí nacen las leyendas. El héroe contra el villano, dos seres que se complementan, el uno en su afán de proteger y el otro en su afán de destruir.
Desde pequeño Elijah desarrolló una obsesión, una idea descabellada. Si nacían personas tan frágiles como él (afectado de osteogénesis imperfecta) también debían nacer personas en el lugar opuesto de la escala. Personas físicamente tan fuertes que fueran prácticamente indestructibles. Pero todo superpoder (ya sea físico o mental) tiene su kriptonita, su punto débil.
Y si ya tenemos un superhéroe (David Dunn, el Protector, cuya debilidad es el agua) y un supervillano (Elijah Price, Don Cristal), ¿dónde cabe un tercer superhombre?
Shyamalan nos plantea un triángulo de fuerzas, donde un vértice representa el bien y los otros dos son encarnaciones del mal. De estas dos representaciones del mal, Don Cristal es el débil de cuerpo. Su superpoder reside en su inteligencia, muy por encima de lo corriente. Sus grandes limitaciones físicas y el dolor con el que convive no merman en absoluto un brillante intelecto al servicio de un único objetivo: descubrir otras personas con superpoderes. Este villano es amoral. Su sufrimiento cotidiano se canaliza hacia una búsqueda implacable, sin importar los medios ni las consecuencias. Quizás por eso es el más peligroso. Está dispuesto a sacrificar a quien sea por su causa.
El otro supervillano, la Horda, es débil de mente, pero ha descubierto todo su potencial físico en su personalidad número 24, la Bestia. Todas sus identidades son su mecanismo de defensa para lidiar con el sufrimiento de una vida rota, y la Bestia es su expresión más vengativa contra los “impuros” (los que nunca han sido seriamente heridos por la vida) y reivindicativa de la “pureza” (el dolor como expresión de una mayor evolución y superioridad).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
De modo que, en el vértice superior, Don Cristal, la mente maestra, urde su plan para que “sus” superhombres, los dos vértices inferiores del triángulo, el Protector y la Horda, se muestren al mundo como los personajes de los cómics que Elijah tanto ama...
Y junto a ellos, permanecen esas personas que los quieren y los apoyan contra viento y marea, esas cuyo mayor poder es el amor. La señora Price, Joseph Dunn y Casey Cooke.
Y así, cada cual encuentra su misión en el mundo, su lugar. Porque a fin de cuentas ese es el gran sueño de Elijah: que a todo el que tenga un superpoder se le ofrezca la oportunidad de desarrollarlo. Sea cual sea.
Cada uno sabrá si es para bien o para mal...
Y junto a ellos, permanecen esas personas que los quieren y los apoyan contra viento y marea, esas cuyo mayor poder es el amor. La señora Price, Joseph Dunn y Casey Cooke.
Y así, cada cual encuentra su misión en el mundo, su lugar. Porque a fin de cuentas ese es el gran sueño de Elijah: que a todo el que tenga un superpoder se le ofrezca la oportunidad de desarrollarlo. Sea cual sea.
Cada uno sabrá si es para bien o para mal...