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Voto de Karlés Llord:
10
Drama Una aventura emocional en torno a una deslumbrante niña de once años, muy religiosa, que se enfrenta al mismo tiempo a dos acontecimientos que son completamente nuevos para ella: enamorarse y morir. 'Camino' es, sobre todo, una luz brillante capaz de atravesar todas y cada una de las tenebrosas puertas que se van cerrando ante ella, y que pretenden en vano sumir en la oscuridad su deseo de vivir, amar y sentirse definitivamente feliz. ... [+]
14 de marzo de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
AGUA BENDITA

“En la liturgia, el agua es un símbolo exterior de la pureza interior.

El agua es esencial para la celebración del bautismo. Significa la limpieza del pecado.”

(http://www.corazones.org/diccionario/agua_bendita.htm)

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Todo amor puro comulga misteriosamente con la muerte. Mientras más alto se sostiene el ideal de la pasión erótica, más afilada se muestra la guadaña inclemente.

Y durante siglos y siglos, la libertad espiritual ha tenido que batallar con el fórceps del dogma. El camino directo a la divinidad se ha visto plagado abrumadoramente de aduanas y preceptos, cuyo único fin es establecer una Superintendencia absoluta sobre los asuntos del alma. Hasta llegar al aforismo sedicioso de don Escribá, cuando dice que ‘adorar a Dios y no reverenciar al sacerdote es inadmisible’.

Doy gracias al cine, que muestra a millones lo que los antiguos tratados filosóficos apenas esbozaban en un latín hermético o culterano. La fuerza emocional del séptimo arte, su capacidad para sintetizar símbolos, para sembrar elipsis poderosas, para sacudir la conciencia y el corazón de los ciudadanos, es sin duda un instrumento mediante el cual es posible denunciar y crear belleza al mismo tiempo. Pues la belleza, el amor y la muerte están ahí, como pétalos de una misma flor, para nombrar lo indecible. Y pese a la falacia del dogma, pese a todas las miserias humanas, que sería absurdo enumerar, el poder interior de una niña en la flor de su amor, de su enfermedad y su inocencia, es capaz de hacer temblar, él solo, a todas las Iglesias del mundo.

“Camino” es una película descarnada, violenta, avasalladora, real, devastadoramente real, insólita en sus efectos, sutil en sus acotaciones; un canto a la vida, un orgiástico ditirambo que ensalza la existencia en todos sus rostros: la existencia terrorífica, la existencia perpleja, la existencia menguante, la existencia onírica, la existencia silenciosa. Es la canción de guerra de la gratuidad contra el interés, de la gracia de vivir contra el vivir condicionado, de la libertad pura del espíritu contra cualquier ley o mandamiento que mutile la dignidad humana.

Y encima de eso, es bella, los actores son buenos, la protagonista es portentosa, la fotografía y la música son acertadas, la dirección tiene ritmo y el conjunto funciona excepcionalmente.

A lo largo de nuestra vida vivimos muchas películas, sólo que se nos da todo mezclado. Las buenas tomas con el ripio, la música preciosa con el ruido infame, los diálogos dignos de Shakespeare con las charlas vergonzosas, la escenografía armoniosa con el caos ruinoso. Pero de vez en cuando, vemos películas con las que sentimos una resonancia muy intensa, pues nos gustaría que alguien hubiese editado de ese modo el ingente material de nuestra existencia.

Yo veo una película así y me dan ganas de seguir viviendo con más locura, con más libertad, con más reflexión, con más sentido del instante fugitivo y del cine.
Karlés Llord
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