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Voto de Karlés Llord:
6
Drama Joe -Joe Dallesandro- es un joven yonqui adicto a la heroína. Consciente de su belleza, vende su cuerpo para ganar el suficiente dinero que permita pagar el aborto de la amiga de su mujer. Desnudos frontales, sexo, drogas y mucha libertad de expresión en plenos años setenta se dan cita en esta famosa cinta apadrinada y producida por el rey de la cultura "pop" neoyorquina Andy Warhol. (FILMAFFINITY)
8 de abril de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mientras veía esta desaliñada y fascinante película, no podía dejar de pensar en unas palabras de Jean Renoir en el prólogo de su libro Mi vida y mi cine. Dice el gran realizador:

“Es cine todo lo que se mueve en una pantalla. A menudo oigo la crítica siguiente: esta película es tal vez muy interesante, pero no es cine. (…) Un documental es cine tanto como es cine “Ben Hur”. Una película que pretenda enseñar el alfabeto a los niños es cine, lo mismo que es cine una gran producción con intenciones psicológicas…el cine no es más que una nueva manera de imprimir…Louis Lumiere es un nuevo Gutenberg…”

Y me pregunto si en estas palabras tan simples y tan poco afectadas de esteticismo, no estará, ya de plano, toda la estética posible de las imágenes en movimiento.

Porque lo cierto es que están las grandes construcciones artificiosas, las arduas armazones teatrales, los super-guiones, las subtramas, lo esotérico ilegible, lo cómico, lo transitorio, lo ‘clásico’. Y entre tantas dimensiones caras al cinéfilo, surgen de repente ciertas películas que no lo deberían ser, siendo más bien masas de textualidad cinematográfica no codificada…

…y entre tantos planos inconclusos, escenas mal editadas, diálogos truncos, surge toda una ciencia del arte de mirar en los primeros planos del rostro de Joe Dallesandro…

Pues hay cine que se hace sin intención y logra, pese a ello, documentar destellos de la marea febril de la vida, o del ronroneo sumergido de esa marea. Digo uno o dos destellos, mínimos, injustificables quizá, pero que uno querrá siempre volver a disfrutar, sin saber bien por qué…y de este modo misterioso y culpable disfrutamos aquello que según otros no será cine, porque el cine es lo OTRO, o viene desde otro LUGAR…

…solo nos quedará como consuelo repetir con Renoir:

“El cine no existe…el cine no existe…..”
Karlés Llord
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